Hoy se cumplen 60 años del Tratado de Roma por las seis naciones fundadoras, a las que se sumaron otras hasta llegar a las 28 actuales. Pero la semana próxima Londres prevé iniciar las negociaciones para abandonarlo, en lo que sería el revés más grande de la historia de la UE.
“Unión cada vez más estrecha”, la divisa de la UE, apuntaba a un continente sin fronteras y una potencia económica y política. Ahora otros, además de Gran Bretaña y sus planes de divorcio, buscan una relación del tipo “vivir juntos pero separados”.
Las ceremonias del sábado culminarán con la aprobación de una Declaración de Roma, un mapa hacia el futuro. Pero al menos dos países tienen objeciones a lo que muchos considerarían una declaración inocua con la intención de dar ánimos a los miembros.
Polonia, que parece a punto de asumir el papel de miembro recalcitrante que deja Gran Bretaña, quiere garantías de que se cumplirán sus requisitos.
“Si la declaración no incluye elementos que son prioritarios para Polonia, no aceptaremos la declaración”, dijo la primera ministra Beata Szydlo.
Grecia, lastimada por la crisis financiera y las condiciones que le impusieron los 19 países del euro para el rescate, también se muestra renuente.
“Esta no es nuestra Europa”, dijo el primer ministro Alexis Tsipras en Roma. “Queremos cambiar esta Europa, decir no a la Europa del miedo, del desempleo, de la pobreza, y decir sí a la Europa que se ocupa de las necesidades sociales”.
La cumbre de Roma promete unidad, pero podría resultar una divisoria de aguas, el inicio hacia un proceso de alianzas parciales sobre determinados asuntos.
Ahora que muchos proyectos languidecen por falta de unanimidad, las mismas naciones fundadoras comprenden que algo debe cambiar.
“Los distintos caminos de integración y de cooperación acentuada podrían dar respuestas efectivas a los retos que enfrentan los estados miembros de distintas maneras”, dijeron Holanda, Bélgica y Luxemburgo en un comunicado conjunto a principios de año.
Y sobre el horizonte asoman las elecciones de mayo en Francia, en las que podría triunfar la ultraderechista y antieuropea Marine Le Pen; las de septiembre en Alemania, donde la ultraderechista Alternativa para Alemania está ganando fuerza, y el Movimiento 5 Estrellas del cómico italiano Beppe Grillo, que quiere un referendo sobre la permanencia en la eurozona.