Argentina.- La aberrante situación provocó la ira de algunos pasajeros que lincharon al abusador y lo bajaron en la estación Longchamps. Ahí la policía lo rescató y lo detuvo.
Según relataron testigos, "estaba todo manchado y agitado". Algunos incluso dijeron que lo engancharon con los pantalones todavía bajos.
La reacción de la víctima, que a pesar de la conmoción se hizo escuchar, fue fundamental para que el depravado no pasara inadvertido.
Al momento de ser aprehendido, quedó registrado en infinidad de grabaciones caseras y se puso a llorar "como un niño".
-Adentro los presos te van a consolar -fue una de las respuestas más suaves que recibió.
Una vez en la dependencia policial, trascendió que el acusado tiene 45 años y es padre de cuatro hijas. Además, sería vecino de la localidad donde sucedió el abuso.
La mujer afectada, de 50 años, declaró junto a testigos en el lugar, al que también se acercó la mujer del imputado, que desconocía el motivo por el que su marido se encuentra demorado.
Este no es el primer caso, sino uno de tantos que a diario padecen las usuarias de los diferentes transportes públicos de la Ciudad y el Gran Buenos Aires. Uno cada 15 minutos en el ámbito porteño, según los datos que arroja la ONG Defendamos Buenos Aires.
El que más trascendió antes de este último sucedió en octubre de 2015, y fue protagonizado por un hombre de 30 años que viajaba en la línea A y que con un comportamiento similar, se masturbó durante el viaje y eyaculó sobre una pasajera. En ese hecho también participaron otros pasajeros que bajaron a golpes al acosador en la estación Pasco. Pero luego de unos días fue liberado. No obstante, para la Justicia estas conductas exceden la calificación de exhibiciones obscenas, y entran en una figura legal de abuso, con penas mucho más duras.
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