Mientras las autoridades insisten en que fue uno solo, algunos testigos hablan de hasta tres personas.

Supuestamente, uno  de los atacantes iba vestido de Papá Noel; abrió fuego con armas automáticas desde la puerta del local, mató al policía de guardia y luego entró en el club.

“39 personas han perdido la vida, 21 de la cuales ha sido identificadas. Se está trabajando ahora en la identificación de las 18 víctimas restantes. Entre los muertos hay dieciséis extranjeros”, ha informado el ministro del Interior turco, Suleyman Soylu.

Los hechos se produjeron a la 1.45 de la madrugada, hora local, en la elitista sala de fiestas Reina en Estambul, junto al Bósforo, el estrecho que separa Estambul en dos  partes, la europea y la asiática.

En el momento del ataque, había entre 500 y 800 personas celebrando la llegada del 2017 dentro del local. Muchas intentaron huir presas del pánico, y otras se lanzaron a las aguas del Bósforo.

Es el primer atentado terrorista de 2017 y el vigésimo que ha sufrido Turquía en el último año, con un balance cercano a los 300 muertos.