Washington, D.C. – La administración de Donald Trump ha dado a conocer su nueva «Estrategia Nacional de Seguridad», un documento que marca una reorientación significativa de la política exterior de Estados Unidos. Bajo la visión de «America First» (Estados Unidos Primero), la nueva estrategia busca reajustar la presencia global del país, enfocando recursos y atención en América Latina y en la lucha frontal contra la migración masiva.

La estrategia expone el firme objetivo de reforzar la influencia de Estados Unidos en el Hemisferio Occidental. El documento presenta a Trump como el modernizador de la Doctrina Monroe, la política de hace dos siglos que declaró a América Latina fuera del alcance de potencias rivales.

Énfasis en la Región y Seguridad Fronteriza

La reorientación implica un cambio de foco respecto a años anteriores, que se centraron en Asia, aunque China sigue identificándose como el principal competidor.

Reajuste Militar: Washington reajustará su «presencia militar global para hacer frente a amenazas urgentes en nuestro Hemisferio, y alejarnos de escenarios cuya importancia relativa para la seguridad nacional estadounidense ha disminuido».

Acciones en América Latina: El documento subraya la intención de combatir las presuntas narcolanchas, mantener la confrontación con el gobierno de Nicolás Maduro y buscar el control de recursos clave como el Canal de Panamá.

«La Era de las migraciones masivas debe llegar a su fin»

Un elemento central de la nueva estrategia es el control de las fronteras, que se eleva a «elemento principal de la seguridad» estadounidense.

«La era de las migraciones masivas debe llegar a su fin. La seguridad de las fronteras es el elemento principal de la seguridad nacional«, reza el texto.

El documento sostiene que es imperativo proteger al país contra «invasiones», incluyendo no solo la migración descontrolada, sino también amenazas transfronterizas como el terrorismo, las drogas, el espionaje y la trata de personas.

Críticas a aliados europeos

Finalmente, el documento incluye una crítica a los aliados europeos y señala que Estados Unidos respaldará a quienes se opongan a los valores promovidos por la Unión Europea, especialmente en el ámbito de la inmigración.

La estrategia establece que Estados Unidos impedirá que otras potencias dominen, pero enfatiza que esto «no significa desperdiciar sangre y recursos» para limitar la influencia de cada potencia en el mundo.