«La noche transcurrió bien, el papa durmió y descansa», afirmó un comunicado del Vaticano en el undécimo día de su hospitalización, la más larga desde su elección en 2013.
El pontífice argentino sigue en un «estado crítico» con neumonía en ambos pulmones y continúa recibiendo oxígeno a alto flujo, según el último reporte sanitario publicado el domingo por la noche.
«La complejidad del cuadro clínico y el tiempo que se necesita para que las terapias farmacológicas hagan efecto obligan a mantener la prudencia sobre el pronóstico», precisó el parte médico.
Si bien su anemia ha mejorado y su trombocitopenia – disminución del número de plaquetas en la sangre-, se ha mantenido estable gracias a las transfusiones de sangre realizadas el sábado, «algunos análisis de sangre muestran una insuficiencia renal inicial leve, actualmente bajo control», indicaron los médicos.
El estado de salud del jefe de la Iglesia católica, hospitalizado desde el 14 de febrero, se deterioró el sábado con «un ataque asmático prolongado que necesitó oxígeno a alto flujo», así como problemas hematológicos que requirieron «la administración de una transfusión de sangre».
«La situación se ha vuelto más preocupante», declaró el virólogo Fabrizio Pregliasco, que no forma parte del equipo médico del Papa, citado el domingo por el diario La Stampa.
«La edad del Santo Padre y anteriores problemas de salud, como una bronquitis asmática, podrían haber complicado las cosas, y no sólo un poco», apuntó.
Oraciones por su salud se han organizado desde Roma, en Italia, hasta Argentina o Irak.
«Continúo con confianza mi hospitalización (…) siguiendo con los tratamientos necesarios; ¡y el descanso forma también parte de la terapia!», declaró el jefe de la Iglesia católica en un mensaje escrito en los últimos días, según una fuente vaticana.