Estas cifras del gobierno nipón incluyen a los bebés nacidos de extranjeros aunque se espera que el dato final de todo el año no los tenga en cuenta.
Así se subraya una tendencia a la alza en Japón, pero también en otros países, en los que las personas deciden no casarse o retrasar el matrimonio por diversas razones entre las que destaca la preocupación de las parejas por la crianza de los hijos especialmente por el aumento del coste de la vida.
En Japón, las bajas tasas de natalidad llevan años siendo objeto de preocupación por motivos como la disminución de la población activa, la escasez de mano de obra en el sector de la asistencia sanitaria o la falta de diversos servicios tanto en las zonas rurales como en las urbanas.
El Consejo de Ministros japonés aprobó a finales del pasado año el Kodomo Mirai Senryaku, un programa anual de 3,6 billones de yenes (22.105 millones de dólares) para hacer frente al descenso de la natalidad.
El sistema está financiado con una subida de las primas de la seguridad social, lo que la oposición criticó como una subida encubierta de impuestos, pese a que el Gobierno argumentó que la medida contribuirá a reducir el gasto en seguridad social.
Entre las medidas aprobadas estaba incluida duplicar la asignación mensual por hijo a 30.000 yenes (unos 177 euros) a partir del tercer vástago, la ampliación de la cobertura de la ayuda hasta los 18 años, desde los 15 actuales, o el acceso a servicios de guardería para todos los pequeños independientemente del estatus laboral de los padres.