Mulino, de 65 años, será investido en un evento en la capital panameña tras su victoria en los comicios del pasado 5 de mayo, en los que obtuvo el 34,23 % de los votos.
El acto contará con la presencia del rey de España, Felipe VI; los presidentes de Colombia, Gustavo Petro; Costa Rica, Rodrigo Chaves; República Dominicana, Luis Abinader; Ecuador, Daniel Noboa; Honduras, Xiomara Castro, y el primer ministro de Belice, John Briceño.
También asistirán los ministros de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares; Ecuador, Gabriela Sommerfeld; de Paraguay, Rubén Ramírez; Perú, Javier González Olaechea; Colombia, Luis Gilberto Murillo, y Nicaragua, Denis Moncada, entre otros.
Estados Unidos estará representado por el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, en tanto que de China estará el enviado especial del presidente Xi Jinping y ministro de la Administración General de Aduanas, Yu Jianhua.
Felipe VI ya asistió a la toma de posesión del presidente saliente, Laurentino Cortizo, hace cinco años y también lo hizo como príncipe en las de Ricardo Martinelli (2009), Martín Torrijos (2004) y Mireya Moscoso (1999). Esta será la tercera toma de posesión a la que acude en Centroamérica en lo que va de año, tras la del mandatario guatemalteco, Bernardo Arévalo, en enero y la de Nayib Bukele en El Salvador el pasado 1 de junio.
El nuevo jefe de Estado panameño llega al poder tras un proceso electoral complicado. Su candidatura fue ratificada "in extremis" por el Supremo tras la inhabilitación por una condena en firme por corrupción del expresidente Martinelli, de quien era su compañero de fórmula a la Vicepresidencia. De hecho, no tendrá vicepresidente, al quedar vacante esta candidatura.
A Mulino le será impuesta la banda presidencial por el nuevo presidente de la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) en una ceremonia que tendrá lugar en el Centro de Convenciones Atlapa, para convertirse en el octavo presidente de la República de Panamá en democracia tras el régimen militar (1968-1989).
La banda que recibirá Mulino fue diseñada en Colombia por el sastre colombiano Luis Sebastián Delgado, que confeccionó también la de la expresidenta Moscoso (1999-2004).
Los retos
Aunque Mulino despuntó en su campaña con la frase "más chen chen (dinero)", reconoció públicamente durante las reuniones para la transición que en realidad "no hay chen chen", como han venido alertando analistas desde hace mucho tiempo.
Mulino ha dejado claro que uno de los retos urgentes es reflotar la dolarizada economía de Panamá, dependiente de los servicios y muy golpeada por factores como la crisis hídrica del canal interoceánico que obligó a restringir el tránsito de buques, o el cierre el año pasado, en medio de una controversia legal y social, de la gran mina Cobre Panamá, de la canadiense First Quantum Minerals, un negocio que suponía casi el 5 % del producto interno bruto (PIB) del país.
A ello se suma el acusado despilfarro de los fondos públicos durante el Gobierno saliente de Laurentino Cortizo so pretexto de la pandemia y la crisis consecuente, como señalan economistas y políticos locales al recordar que la deuda sobrepasó los 50.000 millones de dólares este año cuando hace cinco, al inicio de la Administración, rondaba los 31.000 millones de dólares.
La economía panameña creció un 7,3 % del PIB en el 2023 y se espera que este año lo hagan en alrededor del 2,5 % al 3,5 %, una proyección mejorada por agentes como JP Morgan (que la elevó de 0,5 % a 3,5 %) luego de que el canal haya ido elevando el número de tránsitos diarios por la llegada de las lluvias, una circulación que normalizará en agosto próximo.
En lo referente a la crisis migratoria, Mulino ha planteado repatriar de manera masiva a los migrantes irregulares que atraviesan desde Colombia la selva del Darién, y ha pedido a Estados Unidos un acuerdo de cooperación para que lo financie.
Muchos dudan de esta iniciativa dadas las cifras de la crisis: más de 520.000 personas se trasladaron por la jungla en el 2023, una cifra inédita, este año ya superan los 195.000.
La gobernabilidad
Los analistas sostienen también que Mulino debe navegar aguas turbulentas con un Parlamento atomizado y una parte de la sociedad que recela de su cercanía con el expresidente Martinelli, que si bien sigue gozando de gran popularidad también es la representación de la corrupción y el tráfico de influencias.
En ese sentido, el nuevo gobernante panameño, cuyos afiches de campaña rezaban cosas como "Mulino y Martinelli juntos", ha tratado aparentemente de desmarcarse con declaraciones como "no tengo ningún compromiso con Ricardo Martinelli, el presidente soy yo".
Mulino además se ha reunido con todas las bancadas del nuevo Parlamento -entre ellas la mayoritaria de la coalición independiente Vamos- como una señal de que piensa consensuar las medidas que deberá tomar para sacar al país de la crisis y que pueden generar rechazo social, como elevar la edad de jubilación o algún impuesto.