«Los importantes avances realizados en el campo de IA tienen un impacto cada vez más profundo en la actividad humana, la vida personal y social, la política y la economía», asegura el pontífice, que «insta a un diálogo abierto sobre el significado de estas nuevas tecnologías, dotadas de potencial disruptivo y efectos ambivalentes».
El papa recuerda «la necesidad de estar alerta y actuar para que no introduzca una lógica de violencia y discriminación en la producción y el uso de tales dispositivos, a expensas de los más frágiles y de los excluidos: la injusticia y las desigualdades alimentan los conflictos y antagonismos».
Y en ese contexto subraya «la urgencia de orientar la concepción y el uso de las Inteligencias Artificiales de manera responsable, para que estén al servicio de la Humanidad y de la protección de nuestra casa común», lo cual «exige ampliar la reflexión ética a la educación y al derecho».
«La protección de la dignidad de la persona y el cuidado de una fraternidad realmente abierta a toda la familia humana son condiciones imprescindibles para que el desarrollo tecnológico contribuya a la promoción de la justicia y de la paz en el mundo», concluye.