Una crónica publicada por el periodista Pedro J. García, para Yahoo.es, revela que, si bien a lo largo de los años la franquicia ha tenido muchas versiones, series, películas, cómics... la más icónica de todas es sin lugar a dudas la serie televisiva de los 90.
Power Rangers lanzó al estrellato a sus jóvenes protagonistas, pero no todo fue de color de rosa para ellos, especialmente para el Power Ranger azul, David Yost, que vivió un auténtico calvario por su homosexualidad, siendo víctima de bullying y llegando incluso a someterse a terapia de reconversión sexual para intentar terminar con su sufrimiento.
Los millennials guardamos un recuerdo muy especial de la televisión de los 90. Somos muchos los que crecimos viendo series como Salvados por la campana, Sensación de vivir o Power Rangers, ficciones con protagonistas adolescentes que se convirtieron (para bien o para mal) en referentes de toda una generación. Todo el mundo tenía un Power Ranger favorito, ya fuera por el color de su uniforme de superhéroe o por el personaje que llevaba ese traje.
La Power Rangers de los 90 se emitió entre 1993 y 1996 y nos dio más de 150 episodios (además de una película en 1995 que quemamos en VHS de tantas veces que vimos). En ella viajábamos a diario a Angel Grove para acompañar a los protagonistas en sus aventuras contra Rita Repulsa, Lord Zedd y tantos otros villanos y monstruos gigantes con ansias de destrucción. La serie lanzó a la fama (efímeramente, todo hay que decirlo) a Jason David Frank o Amy Jo Johnson, pero en el que muchos nos fijamos, sin saber muy bien por qué, fue Billy, el Power Ranger azul, interpretado por David Yost.
Billy era el nerd del grupo, un chico de carácter tímido e inteligente considerado el cerebro del equipo. El Power Ranger azul era mi favorito. Como el de miles de niños de los 90 que, en secreto, estaban colados por él, en muchos casos sin ser totalmente conscientes de ello. Billy era admirado por millones de jóvenes en todo el mundo, pero en secreto, el actor que lo interpretaba luchaba contra una pesadilla personal. Y es que años después de participar en la serie, Yost desveló públicamente su homosexualidad, así como el acoso y la homofobia que sufrió en el set por parte de miembros del equipo, que le hicieron bullying por ser gay, hasta el punto de que tuvo que dejar la serie en su último año.
En 2018, el actor se sinceró con Entertainment Weekly en una reveladora entrevista en la que detalló su sufrimiento durante aquellos años. Yost, que ahora tiene 52, asegura que sufrió acoso por parte de varios miembros del equipo a causa su orientación sexual -aunque no lo especifica, parece que sus acosadores formaban parte del equipo de producción, no del reparto. “Es duro cuando tienes cierta fama y a la vez estás atravesando la lucha personal que yo estaba viviendo como hombre gay”, dijo Yost. “En los 90 era muy difícil y en Hollywood no estaba muy bien visto”.
El bullying le llevó a abandonar la serie en su última temporada para someterse voluntariamente a terapia de conversión sexual (atroz práctica que mediante métodos pseudocientíficos busca cambiar la orientación sexual o identidad de género del paciente, partiendo de la idea errónea de que la homosexualidad es un trastorno psicológico o una enfermedad). “Me sometí a terapia de conversión porque no quería ser gay. Y sufrí muchísimo allí”, confesó en 2018.
En otra entrevista, con la revista australiana Out in Perth, Yost desveló que permaneció hasta dos años en terapia, cumpliendo las normas “religiosamente”, lo que en última instancia le causó una fuerte crisis nerviosa. “Estaba trabajando activamente contra la verdad de quién era y mentalmente llegué a mi límite”, dijo Yost, que tras aquella pesadilla estuvo ingresado cinco semanas en el hospital, donde empezó el proceso de aprender a aceptarse a sí mismo: “Fue muy difícil”, “después de la crisis nerviosa, me llevó años estar cómodo y ser abierto conmigo mismo. No fue un proceso de la noche a la mañana y me costó mucho tiempo llegar a ser feliz”.
La fama no ayudó al actor, sino más bien todo lo contrario. En sus palabras: “Al ser un actor que salía en uno de los programas infantiles más exitosos de la historia, a veces me sentía avergonzado porque no quería que la gente descubriera lo que estaba pasando. Al principio, no quería que la gente supiera que era gay. Así que fue un proceso de crecimiento diferente. Echando la vista atrás, quizá interpretar a Billy me ayudó en maneras que ni siquiera sé”.
Y Billy también ayudó a muchos niños -y a los adultos en los que se convertirían con los años-, aunque el actor no pudiera apreciarlo en su momento. Después de aquel infierno en el que Hollywood y su profesión le dieron la espalda, Yost por fin puede sacar algo positivo de la experiencia, y tiene que ver con los fans y la comunidad LGBTQ+. Ahora el actor participa en numerosas convenciones y eventos fan, donde puede comprobar lo mucho que la franquicia marcó a una generación. El Power Ranger azul fue un referente para muchos jóvenes: “Como yo interpreté al tipo inteligente y nerd, los fans me dicen ‘Estudié ciencias’, ‘Soy informático’, ‘Soy doctor’. Tengo un fan que es paleontólogo, y es todo por Billy”, dice.
Pero no solo eso, sino que desde que empezó a hablar públicamente de su sexualidad, el actor también recibe mensajes a diario a través de las redes sociales de fans queer que le dan las gracias por contar su historia y salir del armario, y por darles fuerzas para hacer lo mismo en sus vidas: “Esa es mi historia y vosotros me habéis dado el coraje para enfrentarme a las personas que me han hecho eso en mi trabajo y en mi vida. Es una recompensa para mí a muchos niveles, porque sé que he ayudado a otras personas a encontrar la fuerza en su interior para alzar la voz”.
Yost compara su horrible experiencia en el set de Power Rangers con lo que muchas mujeres tuvieron que aguantar durante años en Hollywood: “Me alegro de que las mujeres hayan tenido el movimiento #MeToo. Ya era hora. Mi historia es similar a lo que ellas tuvieron que soportar. Me alegra que todo esté saliendo a la luz porque va a hacer que el mundo sea un lugar más tolerante”.
Desde que salió del armario, Yost ha trabajado en la lucha contra el SIDA a través de varias organizaciones y ha participado en la campaña NOH8, a favor de los derechos LGBTQ+ y en contra de la Proposición 8 de California (referéndum para eliminar el derecho de las parejas del mismo sexo a contraer matrimonio), además de hablar públicamente en contra de los peligros de la terapia de conversión, una práctica que, por desgracia, sigue teniendo lugar en muchas partes del mundo y de la que él puede decir que es un superviviente, suerte que muchos otros tristemente no han corrido.