Antes de 1854 y con el nacimiento mismo de la República, ya se hablaba de su presencia sonora. Sin embargo, como señaló Julio Alberto Hernández, los orígenes y aparición se pierden en las brumas del pasado.
“El problema memorístico del origen histórico del merengue radica en que cada vez que se lo aborda, se queda siempre en pinceladas”, comentó Diógenes Céspedes en el libro “Merengueros”, del periodista y escritor Fausto Polanco.
Luego agregó: “Este problema del origen histórico de nuestro merengue solo puede resolverlo un músico de academia, que transforme lo académico y que sea, al mismo tiempo, investigador e historiador musical capaz de deslindar, partitura en mano, cuándo el merengue se desliga de los demás géneros musicales caribeños y adquiere, finalmente, en el siglo XX, su propia especificidad”.
En aquellos primeros años de República Dominicana como nación se ubicaba la tumba como el ritmo preponderante hasta que el merengue comenzó a tener incidencia popular.
Rodeado de polémicas
Desde sus inicios y hasta la actualidad el merengue registra polémicas sobre variados aspectos. En sus primeras décadas enfrentó al mismo presidente de la República Dominicana de aquellos años del siglo XIX.
En 1875 el presidente Ulises Francisco Espaillat inició una campaña contra el merengue por su forma de baile y las letras explícitas que lo escandalizaron a él y a muchos.
No obstante, esa renuencia desde el mismo Estado no impidió que el ritmo siguiera expandiéndose en pueblos y campos del país, sobre todo en la región del Cibao, donde fue acogido de manera extraordinaria.
Otro presidente dominicano hizo todo lo contrario. El dictador Rafael Leonidas Trujillo, quien gobernó el país de 1930 a 1961, le dio un espaldarazo que de manera definitiva impulsó su difusión y su asentamiento como ritmo por excelencia de los dominicanos.
Desde entonces el auge del ritmo fue creciendo y pariendo decenas de figuras, entre las que de esa primera época dorada se cuentan a Joseíto Mateo, Félix del Rosario, Johnny Ventura, Vinicio Franco, Wilfrido Vargas, Cuco Valoy entre otros.
Época dorada
La década de los años 80 (y entrados los años 90) se resalta como la de mayor impacto del ritmo en la población.
Entonces tres años fueron claves en ese tsunami merenguero que invadió pueblos y campos dominicanos, así como países extranjeros. De 1983 a 1986 el periodista Fausto Polanco contabilizó en su libro el debut de más de 50 orquestas de renombre, una parte considerable apoyada por el empresario disquero Bienvenido Rodríguez con su sello Karen Récords.
De la primera camada del siglo XX Johnny Ventura y Wilfrido Vargas, los dos más revolucionarios del ritmo, aún mantienen vigencia.
De hecho, esta misma madrugada de este martes tenía programado una fiesta en la discoteca Jet Set.
El viernes 6 de diciembre Ventura será protagonista de la Gala de Navidad” de LISTÍN DIARIO en Plaza España y que coincide con la celebración de sus 60 años en la música. Ventura estará acompañado por la Orquesta Filarmónica Molina en “Una Gala de Navidad con Sabor”, junto a sus invitados Manny Cruz y Nathalie Peña Comas, dirigidos por el maestro José Antonio Molina.
Populares.
Johnny Ventura y Fernando Villalona tienen récords de mayor cantidad de merengues pegados.
Ellos.
“El Caballo Mayor” tiene más de 300 merengues populares y otros 500 grabados en 107 discos en toda su vida artística.
En cambio, de 240 temas grabados por “El Mayimbe” 196 fueron hits.
(ListinDiario)