“El chico del sombrero” se define como un travieso, un soñador empedernido que apuesta todo por lo que cree y le apasiona. Esos sentimientos pueden percibirse al escucharlo hablar de lo que hace. Amor, respeto, sueños, constancia, ser agradecido y valorar nuestro país fueron el común denominador de esta conversación. Y, más aún, de su presentación como artista.
La música es lo que le mueve el piso, su oxígeno. Es eso que le da motivo y razón para seguir luchando por sus aspiraciones e ideales y, aunque afirma que el miedo es una constante que siempre está presente en todos los aspectos de nuestras vidas, abandonar sus sueños no es una posibilidad.
Este optimismo de Gabriel es consecuencia de lo que vio en su hogar. Y es que el “Chico del sombrero” nos revela lo que aprendió de sus padres, pero lo más importante, y siempre tiene presente, es su devoción a Dios.
Disfruta todo el proceso de producción de cada canción: componer, producir, arreglar y cantar. Gabriel elige el merengue dentro de tantos géneros musicales porque para él fue notable la brecha y la falta de exponentes que apuesten y le inyecten nuevas ideologías y colores; además de que entiende es el ritmo que todos los dominicanos llevamos en la sangre.
Sobre Morisoñando
El nuevo disco, Morisoñando, es una fusión de estilos musicales, merengues que han formado parte de la cultura musical de nuestro país, pero el ingrediente adicional se lo agrega el equipo de “Soy Gabriel”. Admite haber encontrado el balance que guardan los merengues clásicos, respetando la esencia de cada canción, pero al mismo tiempo inyectándolas con colores que las hagan sentir totalmente frescas.