Según publica el diario británico Express, el valor de los presentes ascendería a ocho millones de euros, y los duques están obligados a devolverlos. De acuerdo a las normas establecidas en 2003 tras una investigación, la llamada ‘Peat Inquiry’, los miembros de la familia real británica pueden usar (pero no quedarse con ellos) los regalos recibidos, por lo que es preferible que los devuelvan o que se donen al Estado. Si son perecederos, como en el caso de comida, pueden consumirlos.
Con el gesto de no quedarse con los presentes, se busca que los duques no se conviertan en objetivos publicitarios. Por ejemplo, el Express habla de una marca llamada ‘Bags Of Love’ muy popular en Reino Unido que se dedica a la impresión sobre tela, que habría creado y enviado un pack de biquini y bañador a juego para los duques; en caso de que lo usaran, sería una perfecta publicidad para la misma.
Según las reales normas de 2003 (un documento de texto de apenas seis páginas y media), el principio fundamental que rige los regalos es que no deben aceptarse si ponen al miembro de la casa real en una situación en la que tengan que dar algo a cambio, pero también se ha de tener cuidado para no ofender a quien otorga el mismo. Los obsequios personales se anotarán estrictamente por el secretario privado del miembro de la casa real. De ahí que a partir de ahora lleguen las devoluciones, probablemente seguidas de notas de agradecimiento.
El único presente que pidieron los novios con motivo de su enlace fue donaciones a siete organizaciones sin ánimo de lucro: CHIVA (Asociación de niños con VIH), Crisis (fundación para los sintecho británicos), la Fundación Myna Mahila (en apoyo a mujeres de barriadas de Mumbai), Scotty"s Little Soldiers (a favor de niños huérfanos de las fuerzas armadas), StreetGames (una fundación que usa el deporte para salvar vidas), Surfers against Sewage (Surfistas contra residuos) y The Wilderness Foundation UK (que promueve la importancia de la naturaleza para salvar vidas).