La Asociación Estadounidense del Corazón indica que comer y beber mucha azúcar agregada es una causa probable de la epidemia de obesidad en los Estados Unidos. También está relacionado con un mayor riesgo de presión arterial alta, colesterol alto, diabetes e inflamación en el cuerpo.

Un nuevo estudio en ratones publicado en la revista Cell encontró que el alto consumo de azúcar conduce a la pérdida de células inmunitarias críticas.

Los investigadores realizaron los estudios en ratones macho de 5 semanas de edad que fueron alimentados con una dieta alta en grasas y azúcar para imitar una dieta de estilo occidental.

El reporte señala que la forma en que los microbios intestinales regulan el síndrome metabólico no se comprende por completo.

“La dieta alta en grasas y azúcar promovió la enfermedad metabólica al agotar los microbios inductores de Th17, y la recuperación de las células Th17 comensales restauró la protección… Eliminar el azúcar de las dietas ricas en grasas protegió a los ratones de la obesidad y el síndrome metabólico de una manera dependiente de las células Th17 comensales específicas”, publica Cell.

El azúcar promueve el crecimiento de una especie de bacterias que supera a las bacterias comensales “buenas”.

Los autores insinúan que el efecto puede ser relevante para los humanos. Debido a que existen diferencias en la microbiota intestinal y el sistema inmunológico de los ratones y los humanos, se requieren más estudios en humanos para verificar si los hallazgos el cuerpo humano.

En humanos, la microbiota estimula el sistema inmunitario. Si hay una alteración en la microbiota intestinal de produce disbiosis. Como resultado, el cuerpo puede volverse más susceptible a las enfermedades.

La Fuente de Nutrición de Harvard explica que la microbiota de una persona sana también brindará protección contra los organismos patógenos que ingresan al cuerpo, como beber o comer agua o alimentos contaminados.

La dieta puede afectar la microbiota, una dieta rica en azúcar refinada puede promover alteraciones en los microorganismos intestinales saludables, lo que resulta en una inflamación crónica del intestino y la inmunidad inhibida asociada.

Comer o beber demasiada azúcar frena las células del sistema inmunológico que atacan a las bacterias. Este efecto dura al menos unas horas después de ingerir un par de bebidas azucaradas, explica la revista médica WebMD.