Los reportes de personas que cursaron la infección de COVID-19 al principio de la pandemia y que hoy todavía sufren secuelas son numerosos en todo el mundo, desde dificultades para respirar o alteraciones en el sentido del olfato, hasta trastornos mentales y de ansiedad. Los sobrevivientes de COVID continúan con síntomas dos años después en una condición que se conoce como “COVID prolongado”.
Investigadores del Hospital de la Amistad China Japón analizaron los datos de 1,192 pacientes hospitalizados por COVID en Wuhan, China, y que fueron dados de alta entre enero y mayo de 2020, al principio de la pandemia. Luego, seis meses, un año y dos años después de su alta hospitalaria fueron sometidos a pruebas de monitoreo como tomografías computarizadas y tests de función pulmonar.
Los autores del estudio, uno de los más grandes y de los más prolongados realizados entre personas con síntomas persistentes de COVID a largo plazo, encontraron que alrededor del 55% de los pacientes que fueron hospitalizados al principio de la pandemia continúan presentando al menos un síntoma de la enfermedad dos años después de haberse infectado.
Algunos de los síntomas prolongados más comunes citados por los pacientes son fatiga, dolor, problemas para dormir y problemas de salud mental como depresión, ansiedad y síndrome de estrés postraumático. Quienes requirieron asistencia respiratoria durante su estancia en el hospital presentaron más problemas pulmonares. En general reportaron una peor calidad de vida y una salud más vulnerable luego de cursar COVID-19.
Aunque no se ha realizado todavía ningún estudio similar con pacientes de COVID-19 vacunados en relación a la prevalencia de síntomas, en la práctica los expertos observan que los pacientes vacunados presentan síntomas menos graves y hay menos casos de COVID prolongado entre ellos.
“Los sobrevivientes de COVID-19 no habían regresado al mismo estado de salud que la población general dos años después de la infección aguda, por lo que se necesita un seguimiento continuo para caracterizar la historia natural del COVID prolongado”, concluyen los autores de la investigación publicada en The Lancet Respiratory Medicine.