Primero fue Delta, luego Ómicron, y entonces parecía que todo mundo alrededor había enfermado: amigos, familiares, vecinos, muchos contactos cercanos sucumbieron al COVID-19 durante la ola de finales de 2021 y principios de 2022. Sin embargo, por increíble que parezca, a estas alturas de la pandemia existen algunas personas que no han enfermado todavía de COVID, y una epidemióloga explica por qué.

La doctora Katrina Roper es profesora y epidemióloga de la Universidad Nacional de Australia. La especialista explicó a la prensa local algunas posibles razones por las que ciertas personas no se han contagiado de COVID cuando estamos cursando ya el tercer año de una pandemia causante de 495 millones de infecciones y más de seis millones de muertes en el mundo.

El nivel de inmunidad

Este factor varía de persona a persona, y depende de las condiciones de cada sistema inmunológico así como de la respuesta que el organismo haya generado a la vacuna de COVID-19. Factores como el estrés físico y emocional, la alimentación y las condiciones generales de salud, influyen de manera importante en la respuesta inmune de una persona hacia el COVID y otras enfermedades.

La genética

Con el desarrollo de la investigación científica, la genética es como la sal: está en todos lados. Un factor genético puede explicar por qué algunas personas que han estado en contacto con el virus se defienden de manera tan eficiente de la infección, al punto que sus organismos no permiten avanzar al virus. Sin embargo, los expertos explican que este grupo con una condición genética privilegiada para evitar enfermedades, suele ser pequeño.

La forma de exposición

En algunos casos ciertas personas pueden haber estado en contacto cercano con alguien enfermo y aún así no haberse contagiado. La doctora Roper asegura que ello se debe no sólo a la inmunidad, sino al tiempo que pasaron cerca y las condiciones del espacio en el que coincidieron, por ejemplo, un espacio abierto o cerrado.

En el caso de familias donde alguien enfermó y no transmitió el virus a otras personas que habitaban la misma casa, circunstancias como el tiempo que pasaron juntos o el tamaño de la casa pudieron incidir en la ausencia de contagio.

Infecciones anteriores

Haber enfermado previamente con otros virus respiratorios de la familia de los coronavirus o los adenovirus puede ofrecer cierta protección contra el COVID-19, pues se considera una preparación previa contra la infección. Sin embargo, en algunos casos ambos virus pueden convivir en una persona por lo que se dan combinaciones como la Flurona, que es la combinación de influenza con COVID.

No obstante, la experta señala que el factor suerte también cuenta y que probablemente muchas personas asintomáticas han cursado la infección sin siquiera advertirlo.