La testosterona es una hormona sexual que se produce en los testículos, en el caso de los hombres; y en los ovarios y las glándulas suprarrenales, en el caso de las mujeres. Sin embargo, debido a su importancia para diferentes procesos orgánicos del cuerpo, tener niveles bajos de testosterona puede generar síntomas que deberían preocuparte.
Además de dar a los hombres sus características masculinas (el vello, la voz), la testosterona es importante en el deseo y el desempeño sexual de ambos sexos, y ayuda a crear glóbulos rojos y a mantener los huesos fuertes.
Cuando los niveles de testosterona están por debajo de lo necesario, es posible experimentar algunos indicios que pueden ser dañinos para la salud. Los niveles normales deben encontrarse entre 300 y 1,000 nanogramos por decilitro en los hombres y entre 8 y 60 ng/dL en las mujeres.
En los hombres, los síntomas de los niveles bajos de testosterona (hipogonadismo) según la Urology Care Foundation pueden ser:
1. Bajo deseo sexual
2. Menos masa muscular
3. Fatiga
4. Depresión
5. Disfunción eréctil
6. Problemas para enfocar
7. Irritabilidad
En las mujeres puede manifestarse una disminución del deseo sexual, atrofia vaginal (resequedad e inflamación) y un posible deterioro mental.
Por qué los niveles bajos de testosterona pueden ser preocupantes
Además de su influencia en el desempeño sexual, los niveles bajos de testosterona pueden causar una pérdida importante de la masa muscular, obesidad, fatiga, depresión, degeneración ósea, hipertensión, hipercolesterolemia y altos niveles de azúcar en la sangre. También tiene consecuencias cognitivas al causar pérdida de la memoria y dificultad para encontrar las palabras que se quieren expresar durante una conversación.
La producción de testosterona disminuye gradualmente con la edad, particularmente entre los hombres mayores, por lo que se calcula que el hipogonadismo afecta a unos cuatro millones de estadounidenses.
Sin embargo, los bajos niveles de testosterona no deben tratarse con suplementos, pues pueden tener efectos secundarios como la pérdida del cabello, acné, esterilidad, hipertensión o daño hepático. Es necesario consultar al médico para recibir un tratamiento adecuado