La oxidación celular es la principal causa de envejecimiento, deterioro del ADN y el aumento de enfermedades degenerativas. Se presta mucha atención a las cardiovasculares, renales y nerviosas (como el párkinson y el alzhéimer). Se dedican sumas millonarias a la fabricación de medicamentos, pero el sistema antioxidante endógeno, que nos protegen del daño oxidativo y del envejecimiento celular, queda en un segundo plano.
El sistema oxidante está formado por tres enzimas: súper oxido dismutasa, catalasa y glutamato oxidada. Ellas rigen el ritmo de envejecimiento y la recuperación ante las enfermedades. Un bajo nivel crea endurecimiento de las arterias, trastornos visuales por cataratas, aumento de la presión arterial, falta de fuerza muscular, apatía, enfermedad frecuente y recurrente, post-Covid de difícil manejo, envejecimiento prematuro (arrugas y estrías corporales), amnesia, ralentización del pensamiento y la acción, canas prematuras y osteoporosis y artrosis general, entre otros problemas.
¿Dónde podemos encontrar estas enzimas? Su producción interna va decreciendo con el paso del tiempo, hasta tal punto que a los 60 años tendríamos solo un 50 por ciento, en comparación con la época en que éramos jóvenes. Entonces, hay que aportarlas desde fuera.
Comer verduras, hortalizas y frutas. Son alimentos cargados de enzimas flavonoides y vitaminas.
Disminuir la carne animal, que provoca el efecto oxidativo, ya que es ácida y está cargada de hidrógeno.
Beber agua alcalina. Hay que verificar el PH de las aguas que consumimos.
La miel de abejas y la jalea real son aliados útiles.
La comida debe consumirse recién hecha. Si tiene más de seis horas, se puede acidificar. Seguir la Dieta Montel.
Comer abundante pescado de carne blanca, ya que tiene menos proporción de mercurio y otros metales tóxicos.
Reducir o eliminar los hábitos tóxicos (alcohol, tabaco, drogas), que nos roban nuestras enzimas oxidantes.
Beber zumos verdes en las mañanas
Realizar ejercicios, pero sin pasarnos del límite de la fatiga aguda.
La meditación, el taichí y las técnicas de relajación ayudan a frenar el estrés. Bajar los niveles de cortisol.
Suplementarse con enzima catalasa vegana o la súper óxido vegana, para quienes comen poco vegetales.
Hay que dar importancia a estas poderosas enzimas, que impiden que nos oxidemos y quedemos varados en medio de enfermedades prevenibles.