Al momento de nacer, hacemos tres cosas fundamentales para declarar sano a un bebe. Lo primero es el llanto, que va unido a la expansión de los pulmones, y luego la respiración. Por último, la capacidad de mamar e ingresar nutrientes, que posteriormente servirán a su desarrollo.
Tomar alimentos, absorberlos y separarlos en sustancias más simples, es una función fundamental que nos acompañará toda la vida. Y aquí es donde el estómago juega un papel fundamental.
Debido a nuestra vida ajetreada y llena de estrés, una alimentación a destiempo y rica en grasas, y el abuso de sustancias como el café, el alcohol y el tabaco, este importante órgano pierde poderes y disminuye la secreción de ácido clorhídrico y de factor intrínseco (la molécula que ayuda a la absorción del hierro). Estas dos sustancias son esenciales para una correcta digestión.
Si no hay suficientes cantidades de ácido clorhídrico, la mezcla no estará bien preparada para que los intestinos delgado y grueso hagan su labor.
¿Cómo saber si me falta ácido clorhídrico? Pues, si tengo…
-Digestiones lentas
-Muchos gases en forma de eructos
-Gases en la porción final del intestino y flatulencias
-Aumento de la circunferencia abdominal
-Anemia persistente, aun cuando se come bien
-Dolores de cabeza después de comer
-Náuseas ocasionales
-Reflujo gástrico
Hay pruebas específicas para verificar la capacidad de producir ácido por el estómago. Este órgano ha sido víctima de empresas dedicadas a vender antiácidos —y todo tipo de brebajes— para supuestamente resolver el síntoma, sin ir al problema real.
¿Cómo puedo mejorar mi salud gástrica?
Hay que moverse y caminar, para que los intestinos recuperen su movimiento. Gestionar el estrés y programar lo más que podamos nuestra actividad diaria. Practicar deportes, eliminar los productos industriales y los refrescos gaseosos; eliminar el consumo de grasas trans y animal; y limitar el consumo de azúcar y sal.
Mi recomendación es comer más alimentos con fibra vegetal. La menta, el hinojo y la manzanilla pueden aliviar la sintomatología. En resumen, practicar la Dieta 11-2-9, que expliqué en un artículo anterior. Y una solución certera podría ser la suplementación con ácido clorhídrico y betaína, siempre recetados por un médico especialista.