Lo importante y atractivo de todos estos recursos es que evitan que nos concentremos en los fármacos, permitiéndonos tener un rol más activo en el desarrollo de nuestro bienestar y estado de salud en general. Así, si quieres tener tus defensas naturales más fortalecidas, estos son los hábitos que puedes adoptar.
1. Dormir suficiente
Hay una relación muy estrecha entre el descanso y la función inmunitaria del cuerpo. Una mala calidad del sueño influye negativamente en las defensas naturales del cuerpo dado que si no hay descanso la función inmunitaria no cuenta con el tiempo necesario para regenerarse adecuadamente.
2. Consumir más grasas saludables
Las grasas saludables ayudan al fortalecimiento de las defensas naturales porque reducen la inflamación del cuerpo, que afecta sus capacidades defensivas cuando se vuelve crónica.
El aceite de oliva y el salmón son dos fuentes muy importantes de grasas saludables que pueden serte de mucha ayuda.
3. Comer más alimentos fermentados o tomar suplementos prebióticos
Los alimentos fermentados son muy ricos en bacterias beneficiosas para el cuerpo humano como los prebióticos, que son algunas de las que ocupan el tracto digestivo.
Hay estudios que indican que una red nutrida de prebióticos ayuda a la función inmunitaria del cuerpo, específicamente al facilitarle a las células inmunitarias la diferenciación entre células normales, células perjudiciales, y células saludables.
4. Limitar los azúcares añadidos
Los azúcares añadidos y los carbohidratos refinados incrementan el riesgo de sufrir de obesidad. La obesidad, a su vez, disminuye las defensas naturales del cuerpo, por lo que limitar la absorción de azúcares añadidos podría ayudar en la estabilización de la función inmune.
Por otro lado, limitar la ingesta de azúcares añadidos también disminuye el riesgo de padecer diabetes tipo II y enfermedad cardíaca, condiciones que también afectan la función inmune.
5. Realizar ejercicio moderado
No es necesario que realices una rutina muy exigente de ejercicio para que tu sistema inmune se fortalezca, solo debes hacer la suficiente cantidad de esfuerzo que permita que tu cuerpo se desinflame un poco y deje actuar a las células inmunes.
6. Mantenerse hidratado
La hidratación no ayuda mucho a la función inmune, pero sí previene la deshidratación, que afecta considerablemente las capacidades defensivas del cuerpo frente a bacterias, virus, y agentes patógenos en general.
7. Gestionar adecuadamente los niveles de estrés
Gestionar el estrés y la ansiedad es una excelente manera de estabilizar y fortalecer el sistema inmune dado que es bien sabido que el estrés prolongado promueve la inflamación del cuerpo, lo que disminuye sus capacidades defensivas.
Todas estas maneras son accesibles y sencillas de aplicar en nuestras vidas si somos lo suficientemente disciplinados y atentos. Esto nos reportará beneficios a nivel del sistema inmunológico, pero también nos será de utilidad para alcanzar un estado de salud integral.