Otra forma de aprovechar todas sus propiedades, especialmente las de su componente activo, el gingerol, es a través de su aceite. Aquí te contamos para qué usarlo y cómo hacerlo.
El aceite de de jengibre se obtiene de la raíz de Zingiber officinale, una planta popularmente conocida como jengibre, a través de la destilación al vapor.
Este aceite se caracteriza por su color amarillo y aroma ligeramente picante (cuanto más frescas sean las raíces, más aromático será el aceite).
Suele utilizarse como conservante, aromatizante y ablandador de carnes, sin embargo, se aconseja no consumirlo ya que puede resultar tóxico.
Lo ideal es inhalarlo o utilizarlo tópicamente combinado con otros aceites, como el de ajonjolí, jojoba u oliva, o aceites esenciales, como el eucalipto, incienso, lima, limón, naranja, pachulí, romero, o sándalo, para aprovechar todas sus bondades.
Antiinflamatorio
Existe evidencia que señala que los masajes con aceite de jengibre ayudarían a disminuir las prostaglandinas, compuestos que estimulan las terminales nerviosas del dolor.
También parece ser efectivo para aliviar la tensión muscular, y gracias a la presencia de gingerol, se cree que puede actuar como antiinflamatorio y analgésico, reduciendo el daño causado por dolores musculares, afecciones reumáticas, o migrañas.
Durante mucho tiempo se aseguró que podía curar la artritis. Esto es falso, sin embargo, puede ser útil para calmar los dolores que esta enfermedad provoca y limitar la ingesta de medicamentos antiinflamatorios, que a la larga pueden generar dependencia y efectos secundarios.
Puedes hacer una preparación para masajear las zonas inflamadas o afectadas por el dolor, con 3 gotas de aceite de jengibre por cada cucharada de aceite portador (ajonjolí, jojoba u oliva). Aplica y masajea durante 5 a 10 minutos, 2 o 3 veces al día.
Cuida la piel y el cabello
Es común encontrar entre los ingredientes de muchos productos cosméticos o de higiene al aceite de jengibre. Esto se debe a sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, y antibacterianas.
Desde la medicina tradicional, se usa el aceite de jengibre para fortalecer el cabello, controlando su caída, previniendo la aparición de caspa o resequedad, y aportando brillo.
Puedes añadir un par de gotas en tu champú o hacer una preparación capilar con otros aceites (como el de almendra) para favorecer la irrigación sanguínea y fortalecer los folículos pilosos.
Debido a que favorece la circulación de la sangre, también es útil para cuidar la salud cutánea: ayuda a prevenir la aparición de arrugas y acné, acelera la recuperación de heridas, y garantiza la elasticidad de la piel.
Descongestivo
Tanto la raíz de jengibre como el aceite son buenos expectorantes, antiinflamatorios y antibacterianos, por lo que se han utilizado durante siglos para tratar problemas respiratorios, como asma, bronquitis, gripe, resfriado, o tos.
Puedes hacer inhalaciones de aceite de jengibre, diluyendo 3 o 4 gotas en una olla con agua caliente, o colocarlo en un difusor. También puedes hacer una preparación en un aceite portador y masajear el pecho para encontrar alivio.
Protege el corazón
Durante siglos, el aceite de jengibre se utilizó para prevenir distintas afecciones cardíacas, ya que además de sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios, favorece la metabolización de las grasas, eliminación del colesterol acumulado y prevención de coágulos.
Controlando estos factores, se disminuye notablemente el riesgo de ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares.
El aceite de jengibre también se vincula a una mejor función hepática y digestiva, al calmar el malestar estomacal cuando se lo frota sobre el abdomen.
Precauciones
Los expertos advierten que el aceite de jengibre es muy potente, por ello, debe usarse cuidadosamente.
Aunque tiene pocos efectos secundarios, si se lo consume o se aplica en grandes cantidades sobre la piel, puede provocar diarrea, dolor estomacal, e irritación bucal y cutánea.
También existe el riesgo de interacción con ciertos medicamentos, como anticoagulantes (ocasionando mayor sangrado), para la diabetes (disminuyendo drásticamente los niveles de azúcar en sangre), o para la hipertensión (reduciendo los niveles de presión arterial).
Para recordar:
Hasta contar con evidencia científica significativa proveniente de ensayos en humanos, las personas interesadas en utilizar terapias a base de hierbas y suplementos deben tener mucho cuidado.
No abandones ni modifiques tus medicamentos o tratamientos, antes habla con el doctor sobre los potenciales efectos de las terapias alternativas o complementarias.
Recuerda, las propiedades medicinales de las hierbas y suplementos también pueden interactuar con los fármacos recetados, con otras hierbas y suplementos, e incluso alterar tu dieta.
Fuentes consultadas: Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Departamento de Agricultura de EE. UU., Instituto Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa.