Tomando como argumento principal la sobreestimulación a la que la sociedad se encuentra expuesta, este ayuno apunta a la disminución de actividades placenteras, pero potencialmente dañinas si se realizan en exceso.
En qué consiste el ayuno de la dopamina
No es una dieta como tal, resulta que es una forma de vivir. El asunto está en que tenemos que alejarnos de aquellas cosas que produzcan placer, desde la alimentación, pasando por el consumo de alcohol, el uso de redes sociales y de tecnología, y las relaciones sexuales.
Esta forma de vida, que nació en el popular Silicon Valley, basa sus principios en el hecho de que estamos sobreestimulados y por eso nuestro cuerpo produce más dopamina de lo normal.
FelicidadLa dopamina se relaciona con el placer, por lo que esta dieta se centra las actividades que lo producen. Fuente: Pixabay
Esto hace que seamos más tolerantes a sus efectos y por eso necesitamos sobreestimularnos para no dejar de tenerlos. Así, según la dieta, al haber una sobreproducción, el cerebro se satura y no funciona como es debido.
De acuerdo con lo que cuenta el Psicológo Rafael San Román para Women’sHealth, según esta “dieta”, si la repetición continuada de un estímulo se interrumpe, y luego se retoma, la respuesta que había disminuido ahora tenderá a recuperarse.
En este sentido, el organismo habrá descansado de la repetición y considera el estímulo como algo novedoso.
¿Es segura la dieta de dopamina?
Quienes promueven la dieta de dopamina aseguran que es efectiva. Sin embargo, hay que tener varios aspectos en cuenta.
En primer lugar, la dopamina es un neurotransmisor que suele relacionarse con el placer. Sin embargo, cumple diversas funciones que están vinculadas con el control motor y la motivación.
De hecho, los niveles alterados de dopamina, tanto por falta como por exceso, se presentan en las enfermedades de Parkinson, la adicción a las drogas y la esquizofrenia, entre otros problemas de salud.
FelicidadLa dieta propone la regulación de la dopamina para tener mejor calidad de vida. Fuente: Pexels
En segundo lugar, de acuerdo con los expertos, no es posible controlar la segregación de este neurotransmisor de manera consciente. Esto se debe a que no podemos acceder a lo que el cerebro produce.
Así, el hecho de dejar de realizar ciertas actividades que nos resulten placenteras en realidad no afectará la producción regular de dopamina.
De hecho, tratar de controlar la producción de este neurotransmisor para mejorar la productividad en realidad no tiene ninguna base científica.
En tercer lugar, este estilo de vida en realidad puede producir mayor infelicidad debido a que hay que renunciar a las cosas que son placenteras y producen felicidad.
Cómo estimular la sensación de bienestar
Lo que de verdad ayuda a mejorar los niveles de dopamina y sentir esa sensación de bienestar y felicidad es empezar a trabajar fijándonos objetivos reales que podamos alcanzar y que influyan en nuestra felicidad.
No es necesario dejar de hacer lo que nos agrada. Eso sí, debemos cultivar hábitos de vida saludables, como una buena interacción con otros, una alimentación balanceada, dormir bien y evitar el consumo de drogas y alcohol en exceso.
De esta forma, en lugar de privarnos de cosas que nos hacen felices, debemos vivir de forma ordenada y aprovechar nuestras capacidades para seguir mejorando nuestro estilo de vida.