Si bien hoy en día tenemos a la mano todo tipo de tendencias y herramientas que hacen más fácil el camino, a medida que envejecemos se hace más complicado perder y controlar el peso corporal. De hecho se cuenta con un estudio que ha dado bastante claridad al respecto de este tema.

Según el trabajo de investigadores del Instituto Karolinska en Estocolmo, Suecia; han descubierto la principal razón por la cuál aumentamos de peso conforme la edad y confirman que esto tiene que ver con un proceso llamado: sustitución de lípidos. Este concepto hace referencia a la capacidad que el cuerpo tiene de almacenar y eliminar grasas o lípidos, para regular la masa de tejido adiposo. Como bien sabemos el exceso de masa corporal se relaciona directamente con la obesidad y diversas complicaciones de salud.

Las conclusiones de los trabajos de investigación fueron contundentes, la salud en general se ve afectada por un incremento en el tamaño de las células grasas (adiposas). Es decir a medida que envejecemos y consumimos alimento al mismo ritmo que los años de juventud, no estamos ajustando al hecho que el cuerpo ya no quema las mismas calorías; esto se deriva en un crecimiento de las células grasas y se vuelve cada vez más complicado perder peso. 

Es por ello que conforme vamos cumpliendo años el metabolismo se ralentiza, esto impide quemar calorías al mismo tiempo que antes y lo peor de todo es que en las mujeres es más recurrente. Existen varios factores que intervienen uno de los principales tiene que ver con el equilibrio hormonal, cuando las mujeres son jóvenes hay una etapa del ciclo menstrual en la cual los estrógenos están en altísimos niveles y se encargan de intervenir en las funciones cerebrales que regulan la ingesta de comida, el gasto metabólico y la forma en la cual se almacena la grasa corporal.

Lo que sucede es que los niveles de estrógeno disminuyen conforme la edad y es la hormona leptina, la que se hace cargo de regular dichas funciones que resultan clave en el peso corporal. Esta hormona es la encargada de regular el hambre y es muy probable que con la edad cause un aumento en el apetito, lo peor de todo es que es una de las principales responsables de promover la acumulación de grasa abdominal. 

Esto no quiere decir que perder peso después de los 40 años de edad sea una tarea imposible, conocer lo que sucede en nuestro cuerpo en determinadas etapas de la vida es una gran medida para tomar cartas en el asunto. Con base en ello te presentamos las 3 recomendaciones más indispensables, creadas por especialistas en nutrición para obtener los mejores resultados. 

Consejos para perder peso a partir de los 40´s:

1. Piérdele el miedo a los carbohidratos

Si bien a partir de los 40 años de edad los requerimientos diarios de hidratos de carbono son menores, no desaparecen y siguen siendo necesarios para un buen funcionamiento del organismo. Diversos especialistas en nutrición coinciden en que uno de los errores más comunes que se comenten ante la poca pérdida de peso, es omitir el consumo de carbohidratos. La recomendación es saber elegir las fuentes de las cuales obtenemos los hidratos de carbono, optar por reducir las cantidades y procurar que sean de la mayor calidad posible. Es indispensable evitar el consumo de harinas refinadas, alimentos procesados y azúcares. Considerar 45 gramos de hidratos de carbono de lenta absorción por comida es perfecto, es decir considerar aproximadamente 175 gramos por día. Entre las principales recomendaciones se encuentra el consumo de cereales enteros como el arroz y pasta integral, la quinoa, la avena, las legumbres y frutas y verduras. 

2. Convierte las verduras en el eje central de tus comidas

En los últimos años mucho se ha hablado sobre los inmensos beneficios de seguir una dieta basada en plantas y a medida que envejecemos más. Si bien el consumo de proteínas de alto valor biológico juega un papel importante en la pérdida de peso, resulta una buena recomendación invertir los papeles y darle más valor al consumo de todo tipo de vegetales. Olvídate de verlos como una simple guarnición y vuélvelos la estrella de tus comidas principales y colaciones. Son la mejor fuente de vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra, lo mejor de todo es que son de lo más versátil y se presentan a todo tipo de combinaciones. Otro buen consejo es seleccionar los productos de temporada, recuerda la naturaleza es sabia y pone a nuestro alcance los alimentos que necesitamos para hacer frente a determinadas épocas del año. 

3. Muévete, 30 minutos al día

Uno de los mejores y más infalibles hábitos para mantener activo al metabolismo es la actividad física. No hace falta que te conviertas en un deportista de alto rendimiento, considera 30 minutos de ejercicio moderado al día: disfruta de caminatas, trotar, clases de yoga o pilates e integra como parte de tu rutina algún ejercicio de fuerza. Este es uno de los aspectos más importantes a cuidar después de los 40 años de edad y se relaciona con la disminución en la producción de hormonas y la reducción de masa muscular; estos aspectos hacen que el metabolismo basal se deteriore significativamente y se dificulta mucho la quema de calorías. 

Otras consideraciones:

• Basa la lista de compras en “comida real” olvídate de los alimentos procesados y las comidas rápidas. Date la oportunidad de comer productos de calidad, de está manera no sólo estarás nutriendo al organismo, son tan saludables que no te harán subir de peso. 
• Disfruta de darte gustos ocasionalmente, el equilibrio es la llave del bienestar.
• Consume un alto contenido en líquidos naturales e infusiones medicinales, son un gran aliado para combatir la retención de líquidos y promover la eliminación de toxinas. 
• Disfruta del proceso de cocinar en casa, es un hábito importante para cambiar nuestra relación con la comida.
• Se cuidadoso con los horarios, son importantes para reactivar el metabolismo.
• Procura el equilibrio de colores en todos los platillos que consumas, esto es sinónimo de riqueza en nutrientes. 
• Controla las cantidades, el método del plato de Harvard es una recomendación infalible para equilibrar las porciones. 
• Evita los enojos y altos niveles de estrés, el cortisol causa estragos en el peso y dificulta mucho adelgazar.