La investigación, liderada por la Universidad Fudan de China, abre la puertas al desarrollo de nuevas estrategias encaminadas a prevenir esta enfermedad neurodegenerativa, destacan los autores en un comunicado.
Recuerdan que en el Reino Unido, por ejemplo, de un total de 850.000 personas con demencia, unas 566.000 personas padecen Alzheimer, que es una de las principales causas de mortalidad en la actualidad, pero para la que no ha habido tratamientos farmacológicos nuevos en casi 20 años.
Aunque los expertos han previsto un aumento en los casos como resultado del envejecimiento de la población, estudios recientes sugieren que, de hecho, la incidencia parece haber caído gracias, quizá, a cambios en los estilos de vida, campañas de concienciación y desarrollo de estrategias para retrasar su aparición.
Asimismo, advierten de que resulta difícil interpretar las pruebas aportadas por otras investigaciones sobre prevención del Alzheimer, ya que presentan diferentes diseños y criterios de valoración y credibilidad.
Por ello, este equipo internacional de científicos, liderados por Jin-Tai Yu -de la Universidad de Fudan-, ha revisado y analizado estudios existentes para ofrecer una serie de recomendaciones sobre prevención de la enfermedad a partir de evidencias concretas.
En este contexto, reunieron 395 estudios considerados como relevantes para este amplio análisis, entre los que se incluyen 243 trabajos prospectivos de observación y 152 ensayos aleatorios controlados.
A partir de las “evidencias consolidadas” que aportaron esos datos, los autores ofrecen ahora a los especialistas en prevención de Alzheimer 21 sugerencias prácticas, entre las figuran las denominadas “recomendaciones de Clase 1” para actuar sobre 19 factores de riesgo diferentes.
Casi dos tercios de esas recomendaciones ponen en foco sobre factores de riesgo vasculares -como alta presión arterial y colesterol- y sobre el estilo de vida, haciendo hincapié en la importancia de llevar una vida saludable.
Según los expertos, diez de esas recomendaciones, que reposan sobre “evidencias sólidas”, destacan, entre otras, la importancia de recibir a una edad temprana tanta información al respecto como sea posible, de participar en actividades mentales estimulantes -como la lectura-, de evitar la diabetes, el estrés, la depresión y los traumatismos craneoencefálicos.
Otras nueve recomendaciones, respaldadas por evidencias “menos sólidas” -precisan-, consideran beneficioso para prevenir el Alzheimer el ejercicio físico regular, mejorar la calidad del sueño, mantener un peso saludable en edades avanzadas, evitar el tabaco e incluir vitamina C en la dieta.
Por contra, desaconsejan las terapias de reemplazo de estrógenos y el uso de inhibidores de la acetilcolinesterasa, un medicamento que aumenta la comunicación entre células nerviosas.
Aunque reconocen que este estudio tiene limitaciones, los expertos celebran que esta es la revisión más completa y sistemática de meta-datos sobre el Alzheimer efectuada hasta ahora.
“Este trabajo ofrece un análisis avanzado y actualizado de la evidencia (existente), y sugiere que es necesario efectuar urgentemente más estudios prospectivos de observación y ensayos aleatorios controlados”, concluyen.