El estudio, publicado en la revista Materials Today Physics, revela que el filtro logra eliminar un 99,8% del patógeno, causante de COVID-19. También elimina un 99,9% de las esporas de ántrax presentes en el aire.
El filtro ha sido construido a base de espuma de níquel y calentado a 200 grados. Según los expertos encargados del estudio, la mejor forma de controlar el virus era mediante la temperatura, ya que no puede sobrevivir a temperaturas superiores a 70 grados. Por eso, calentaron el filtro del aire a unos 200ºC, impidiendo que el virus pueda pasar por él y logrando su extinción instantánea.
El desarrollo de este filtro llega justo en la semana que la OMS ha reconocido que el contagio por coronavirus se puede transmitir por el aire, sobre todo en espacios cerrados y mal ventilados. En condiciones normales, el virus puede permanecer en el aire unas tres horas, por lo que los investigadores vieron urgente desarrollar este filtro, teniendo en cuenta además que las oficinas, restaurantes o centros de ocio cerrados están recuperando la normalidad.
Este filtro podría suponer una alternativa “útil para aeropuertos, aviones, edificios de oficinas y escuelas para detener la propagación de la COVID-19”, indica Zhifeng Ren, catedrático de Física en Houston y uno de los autores del estudio.
Según otro de los autores, el investigador Faisal Cheema, “esta novedosa tecnología de protección del aire interior sería la primera prevención en línea contra la transmisión del coronavirus y estaría a la vanguardia de las tecnologías disponibles para combatir la pandemia actual”.