Y es que, según Medical Detection Dogs, la nariz de los perros es el "mejor sensor biológico" que hay, con 300 millones de receptores olfativos en el hocico. De hecho, una investigación de 2014 indicó que estos animales son capaces de detectar pequeñas huellas del olor creado por diferentes enfermedades, entre ellas el cáncer.
Por ello, la organización británica entrena a los perros durante seis meses de lunes a viernes para que puedan ayudar en las labores de detección, sobre todo para acabar con los falsos positivos. Cuando los canes identifican el olor asociado al cáncer en muestras de cantidades de 0,5 milímetros, lo indican sentándose o parándose. De este modo, el sistema británico de salud pública ya ha incorporado estas pruebas con perros ante su gran fiabilidad.
Pero no solo se limitan al cáncer de próstata, sino que también ayudan a detectar el de mama, que es la segunda causa mundial de muerte entre las mujeres. Y es que, según ha comprobado la investigadora del Instituto Marie Curie, Isabelle Fromatin, cuando una persona padece esta enfermedad, su cuerpo produce sustancias químicas orgánicas llamadas compuestos orgánicos volátiles (COV), las cuales los perros pueden detectar a través de su olfato, de modo que se podría detectar la enfermedad de forma temprana.
"En España todavía no tenemos investigaciones avanzadas con perros para tratar el cáncer, por ello, es conveniente que se conozca lo que se está haciendo en otros países para que se pueda empezar a trabajar en esta línea, sobre todo en una sociedad donde los perros ya están integrados en casi la mitad de los hogares.
Los canes son los mejores amigos del hombre, pero también pueden ser su cura si se emplean sus capacidades en beneficio de la ciencia y la salud", ha zanjado el presidente de la RSCE, Julián Hernández.