"El TDAH se caracteriza por las dificultades para mantener la atención, por una elevada impulsividad y por la hiperactividad, que interfieren de manera significativa en diferentes áreas de la vida del niño, adolescente o adulto, como son la escolar, laboral, familiar y social”, indica María José Collado Mateo, doctora en psicología .
Esta profesional, codirectora del Centro Cuarto de Contadores, ubicado en el municipio madrileño de Leganés (España), comenta que a los niños y adolescentes con TDAH "les cuesta, por ejemplo, mantenerse sentados a la mesa cuando están comiendo".
"También tienen dificultades para planificar y ejecutar las tareas, pues suelen empezar varias cosas pero van saltando de una a otra sin terminar ninguna de ellas", añade.
"Además, estos niños son más propensos a sufrir accidentes debido a su menor capacidad de controlar los impulsos y valorar los riesgos", puntualiza Collado Mateo.
EL TDAH EN LOS ADULTOS.
Pero, ¿cómo podemos reconocer a un adulto con TDAH? En este sentido, la Fundación Cantabria Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (CADAH) señala que son personas que hablan excesivamente, interrumpen para responder antes de que hayan terminado de formularles la pregunta y suelen entrometerse en conversaciones ajenas.
“Cometen errores o descuidos en el trabajo, especialmente porque son desorganizados, se distraen fácilmente o tienen problemas para concentrarse en las actividades que encuentran aburridas”, describe esta entidad.
Asimismo, la Fundación CADAH subraya que son personas soñadoras que parece que no escuchan cuando se les habla.
“Son impacientes y presentan dificultades para esperar el turno en situaciones de grupo. Por ejemplo, se les hace pesado hacer cola en una tienda o en un atasco en la carretera”, indica.
De igual modo, manifiesta que también se han observado alteraciones en su habilidad para la conducción pues asumen más riesgos, conducen de manera más temeraria y tienen más accidentes.
El doctor José Martínez Raga, vicepresidente de la Sociedad Española de Patología Dual y jefe de Sección de Psiquiatría en el Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia (este de España) indica que la escasa detección del TDAH en adultos “proviene del desconocimiento que los propios profesionales continúan teniendo sobre la importancia, características, gravedad y tratamiento del trastorno, lo que repercute en un infradiagnóstico y, por consiguiente, en la ausencia de tratamiento o en un tratamiento inadecuado en muchos casos”.
VOLUCIONA CON LA EDAD.
“El TDAH es un trastorno heterogéneo que evoluciona con la edad y que, en la inmensa mayoría de casos, se asocia a otros trastornos psiquiátricos que también hay que saber identificar y tratar”, añade.
El especialista manifiesta que las personas con TDAH tienen, al menos, el doble de riesgo de empezar a consumir sustancias y desarrollar un trastorno adictivo y, por lo tanto, una patología dual.
La patología dual se da en personas que presentan una adicción y un trastorno mental al mismo tiempo.
El doctor Martínez Raga detalla que los pacientes con TDAH tienen más riesgo de empezar a consumir cocaína y cannabis a edades más tempranas y de desarrollar una adicción que, por lo general, es más grave que en personas sin TDAH.
El experto precisa que en el caso de la cocaína se produce un efecto paradójico pues, a dosis bajas de consumo, la persona adicta con TDAH experimenta frecuentemente el efecto opuesto a la excitación que sienten los consumidores sin TDAH.
El psiquiatra destaca que es importante tratar cuanto antes a cualquier paciente que presente TDAH y un trastorno adictivo asociado.
“Diversos estudios recientes evidencian que la mejoría del TDAH se acompaña de mejoría del trastorno por uso de cocaína, por lo que retrasar el inicio del tratamiento del TDAH hasta que se resuelva el trastorno adictivo es negativo para la evolución global del paciente", añade Martínez Raga.
"Es esencial tratar ambos trastornos de forma integrada y simultánea. Asimismo, es necesario recurrir, junto con la medicación necesaria para cada caso, a un abordaje psicológico o psicosocial adecuado”, concluye el especialista.