Los miomas uterinos son masas anormales de tejido muscular que se forman en la superficie de la matriz y, rara vez, en el cuello uterino.
Su presencia suele ser alarmante para las mujeres diagnosticadas, pero solo un 0,5 % llegan a desarrollarse por células cancerígenas. Esto quiere decir que, aunque pueden ocasionar molestias ginecológicas, muy rara vez representan un riesgo de cáncer en el sistema.
Sin embargo, se debe prestar atención a los miomas, dado que puede interferir en la salud reproductiva y hormonal. Por esta razón queremos compartir 5 datos relevantes que toda mujer debe conocer sobre su desarrollo.
1. ¿Qué es un mioma uterino?
Los miomas uterinos son un tipo de tumor benigno que aparece, sobre todo, después de los 20 años de edad.
Conocidos también como leiomiomas o fibromiomas, son unas pequeñas masas de tejido, de aspecto redondo, cuyo tamaño puede ser microscópico, pero también grande.
Su aparición está relacionada con factores genéticos y hormonales y es una de las causas de infertilidad en la mujer.
2. ¿Cuáles son los tipos de miomas uterinos?
Los miomas se clasifican en cuatro tipos, según la localización que tengan en la matriz.
Mioma submucoso
Son aquellos que se forman justo debajo del miometrio, es decir, el revestimiento que protege la pared interior del útero. Puede extenderse hacia la parte interna de la cavidad uterina y, cuando se agranda, llega a ocupar gran parte de esta.
Mioma subseroso
Este tipo de masas se forman justo debajo de la serosa, una capa que recubre la parte externa del útero. Su aparición hace que el útero adquiere un aspecto nodular.
Mioma pediculado
Estos miomas son de tipo subserosos, pero, a diferencia de los anteriores, crecen y acaban desprendiéndose de la matriz, quedando sujetos de un fino cordón conocido como pedículo.
Este tipo de tumor puede crecer hacia adentro de la cavidad uterina o hacia afuera.
Mioma intramural
Son masas que se forman dentro de la pared muscular del útero y, cuando se agradan, pueden distorsionar tanto la pared externa como la interna.
3. ¿Cuáles son los síntomas de miomas uterinos?
Aunque, en muchos de los casos, es una enfermedad de difícil detección por la falta de síntomas, más de la mitad de las afectadas puede experimentar cambios que alertan su presencia.
Entre esto cabe destacar:
Sangrados menstruales abundantes e irregulares.
Inflamación y dolor en la parte baja del vientre.
Aumento repentino de peso.
Dificultades para quedar embarazada.
Embarazos y partos de alto riesgo.
Dolor durante el coito.
Cambios en los hábitos de orina.
Lumbalgias.
4. ¿Cómo afectan los miomas uterinos la fertilidad?
Una de las principales preocupaciones entre las mujeres diagnosticadas de miomas uterinos son las consecuencias que acarrea sobre su salud reproductiva.
Cuando las tumoraciones alcanzan un tamaño significativo, es probable que afecten la fertilidad, o bien, compliquen el embarazo.
Los mismas uterinos aumentan de tamaño por la actividad de los estrógenos y, dado que durante el embarazo predomina la progesterona, es posible realizar un tratamiento para concebir.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que su presencia aumenta el riesgo de aborto en el primer trimestre de gestación.
5. ¿Cuáles son los tratamientos para los miomas uterinos?
miomas uterinos
Muchas de las mujeres que son diagnosticadas piensan que la única solución para combatir los miomas uterinos son las intervenciones quirúrgicas. No obstante, es importante saber que no es el único tratamiento y, de hecho, cuando son demasiado pequeños no es necesario.
Por lo general, las masas pequeñas son tratadas con un tratamiento farmacológico. Si estos no responden a sus efectos y aumentan de tamaño, no hay más remedio que extirparlo.
En estos casos se realiza una miomectomía, la cual se enfoca en la eliminación de los fibromas sin afectar al útero. Cuando hay complicaciones se practica una histerectomía, en la cual se hace una extirpación parcial o total del útero.
La atención a sus síntomas y las continuas revisiones ginecológicas son determinantes para lograr un diagnóstico oportuno. Si bien no suele ser grave, siempre es conveniente consultar al médico para analizarlo de forma detallada.