El trabajo realiza una descripción exhaustiva de los efectos negativos, a largo plazo, en el cerebro de los consumidores de marihuana; entre otros, destacan anomalías en la función cerebral y en la estructura, ya que se produce una degradación progresiva de la conectividad estructural, el cableado del cerebro.
La investigación contó con la participación de 48 consumidores de marihuana crónicos (con una media de tres dosis al día) y 62 adultos no consumidores, con idéntico sexo y edad. La comparación de los resultados de los escáneres cerebrales mediante técnicas de resonancia magnética múltiple de ambos grupos revelaron que los consumidores de marihuana tenían un menor volumen cerebral en la corteza orbifrontal (relacionada con las adicciones) y una menor conectividad cerebral que los sujetos no consumidores.
“Los datos muestran que la gravedad de la utilización está directamente correlacionada con una mayor conectividad. Aunque nuestro estudio no concluye si alguno o todos los cambios en el cerebro son una consecuencia directa del consumo de marihuana, los efectos sugieren que dichos cambios están relacionados con la edad de inicio y la duración del consumo de marihuana”, explica Francesca Filbey, líder del estudio.
El trabajo, que ha sido publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences(PNAS), sugiere finalmente que la conectividad del cerebro parece degradarse con el uso prolongado de esta droga.