La investigación, publicada en la revista ‘Nature Neuroscience’, reveló que un grupo de ratones que fueron alimentados a base de alimentos extremadamente salados presentaron posteriormente un deterioro cognitivo y una disminución en el desarrollo cerebral.
Los roedores fueron sometidos a una ingesta de sal de 8 a 16 veces lo normal, una cantidad que marcó una “reducción del flujo sanguíneo en la corteza y el hipocampo, dos regiones cerebrales importantes asociadas a la memoria y el aprendizaje”. Luego de esta prueba, los animales habían perdido la habilidad que solían tener para la resolución de laberintos.
Este cambio en su función cerebral se produjo incluso si la dieta en sal no había elevado su presión arterial. “Informamos que los ratones alimentados con una dieta alta en sal desarrollan hipoperfusión cerebral marcada y una profunda alteración en la regulación endotelial de la microcirculación cerebral, lo que lleva a un deterioro cognitivo posterior”, señala el estudio.
La recomendación de la Organización Mundial de la Salud en cuanto al consumo de sal es una cantidad “inferior a 5 gramos diarios en el adulto”, lo cual contribuye a disminuir la tensión arterial, el riesgo de enfermedades cardiovasculares y otros efectos secundarios.