Parece que a nuestro cerebro sele dan mejor las predicciones que a nosotros mismos. Una parte de nuestroórgano pensante se activa cuando intuye que algo que va a ocurrir tendrá éxito,incluso si conscientemente hemos optado por la opción contraria.
Un equipo de la Universidad de Standford, lideradopor Brian Knutson, escaneó el cerebro de 30 personas mientrasdecidían si financiar 36 proyectos desde un sitio web de crowdfunding.A cada uno de los participantes se les preguntó si les gustaría financiar elproyecto, y su cerebro fue escaneado mientras veía las fotos y descripciones decada campaña.
La mitad de los proyectos obtuvieron fondossuficientes para salir adelante.
Al examinar los resultados de los escánerescerebrales, el equipo descubrió que la actividad en una región, llamada elnúcleo accumbens, había sido diferentes mientras se evaluaron los proyectosque, más tarde, fueron los elegidos para ser financiados. Es decir, elcerebro se comportó de manera diferente ante proyectos que, inconscientemente,se evaluaron como de éxito.
Entonces, el equipo diseñó un algoritmo parareconocer estas diferencias de la actividadcerebral usando datos de escaneo del 80% de los proyectos, yluego probó el programa en el 20% restante. El algoritmo fue capaz de pronosticarqué proyectos serían financiados con un 59,1% de precisión, más de lo que cabríaesperar si se anticipase por mera casualidad. Unos resultados que contrastaroncon la decisión consciente emitida por los participantes.
Al considerar cada propuesta, se les pidió a losvoluntarios que evaluaran cuánto les gustaba cada proyecto, y cuán probablecreían que cada uno de ellos debía alcanzar su objetivo de financiamiento. Lomás importante del estudio es que los resultados de los escánerescerebrales no coincieron con el pensamiento inicial de los voluntarios, pero síanticiparon los proyectos que tuvieron éxito.
El equipo de Knutson se sorprendió tanto por losresultados que repitió el experimento con nuevos participantes y nuevosproyectos que evaluar; y obtuvo los mismos resultados.
"Si podemos reconstruir el proceso de toma dedecisiones en el cerebro, entonces seremos capaces de identificar laactividad cerebral que representa la intención de lo que una persona finalmentehará", dice Knutson. "Parece que la actividad en el núcleo accumbenses la encargada de este papel".
La diferencia en el rendimiento se puede explicardebido a que hay que sopesar varios factores para tomar decisiones. Porejemplo, la actividad de tu núcleo accumbens -que está asociada con esperar unarecompensa- podría aumentar con la perspectiva de comprar una galleta dechocolate; pero, al tiempo, otras regiones de tu cerebro pueden sopesar que vasa saltarte la dieta o que te gastarías menos dinero si te compras un bocadillo.
La explicación más simple de los resultados deKnutson es que hay algo acerca de la presentación visual de los proyectos quese evaluaron durante el estudio a los que el núcleo accumbens respondiófuertemente, y que es la respuesta positiva o negativa la que predijo su éxitoa largo plazo. Una especie de intuición.