Sabemos cómo es el perfil de la persona que recibe el acoso. Alguien muy callado, tímido, con fuerte inseguridades y problemas en casa.
Pero ¿cómo es el perfil psicológico de la otra parte?
Sé que mi hijo hace bullying porque su perfil psicológico es el siguiente
Para saber si mi hijo hace bullying o no debo primero aprender a discernir cuáles son las características de un acosador.
Si veo que mi hijo se identifica con la mayoría, entonces es el momento de acudir a un profesional.
Le gusta sentirse superior a los demás
Si le gusta sentirse superior e incluso intenta dominar a aquellos niños que tienen una baja autoestima y son más susceptibles de ser manipulados, quizás estemos ante un acosador.
Esto no significa que nuestro hijo no tenga la autoestima baja, pues puede ser así, solo que la disimula dándose alardes de superioridad con aquellos que son incluso más débiles que él.
También, podemos intuir este tipo de problema en casa. Si a nuestro hijo a veces se le escapa darnos órdenes o querer tomar el mando, tenemos que estar alerta.
De igual manera, hay que prestar atención y no pasar por alto el hecho de que crea que su opinión es la única válida.
Es muy impulsivo, reacciona sin control
Esto puede manifestarse, sobre todo, cuando alguien les dice que ha cometido un error o que lo que ha hecho no está bien cuando él considera que sí.
Los niños que hacen bullying tienden a no tolerar muy bien la frustración, por eso reaccionan de esa forma tan violenta.
Igualmente, ocurre lo mismo cuando se intenta dialogar con ellos o hacerles entender que su verdad no es la única aceptable.
Por todo esto, si mi hijo hace bullying lo sabré porque:
- Es intolerante.
- Tiene un pensamiento muy poco flexible.
- Carece de empatía hacia los demás.
Mi hijo hace bullying si chantajea a los demás
En ocasiones, como bien mencionamos antes, podemos detectar algunas de estas señales en el propio hogar, pues al niño que intenta manipular a los demás puede que se le escape hacer lo propio en casa.
Por eso hay que estar alerta y no pasar por alto cualquier pequeño chantaje o intento de manipulación que nuestro hijo intente llevar a cabo.
Pero, ¿por qué utilizaría el chantaje o la manipulación con sus víctimas? Para infundirles miedo y crecerse aún más, sintiéndose poderoso y por encima de los demás.
De hecho, esto les lleva a carecer de la perspectiva necesaria para hacerse responsable de sus propios errores. La culpa siempre la tendrán los demás, pero nunca él.
No son cosas de niños, no las pasemos por alto
Muchos de los casos de bullying que se dan en los colegios no se detectan a tiempo o nunca salen a la luz porque se considera que son “cosas de niños”.
No obstante, ningún tipo de violencia hacia otro ser humano está justificada solo porque quien la ejerce sea un menor.
Esto tenemos que tenerlo claro para así quitarnos la máscara y discernir cuándo un juego ha dejado de serlo.
Son muchos ya los nombres tanto de niños como de niñas que se quitan la vida porque no han sabido lidiar con una situación que se les escapaba de las manos.
Son demasiado inocentes, demasiado pequeños. Aún se están iniciando en este juego de la vida y no poseen las herramientas necesarias para poder defenderse.
No pasemos por alto ningún tipo de chantaje, ni un solo alarde de superioridad que pueden estar reflejando que nuestro hijo es un abusador con los de su edad.
Si mi hijo hace bullying es mi responsabilidad abrir los ojos para darme cuenta de cómo es el perfil psicológico de un acosador, determinar si se corresponde con el de mi hijo y ponerle freno.
En el momento en que no somos capaces de poner límites a esta conducta y reconducirla, nuestros hijos terminarán perfeccionando sus técnicas para ser mucho mejores acosadores en su vida adulta.