Porque toda decisión conduce a un cambio, un nuevo rumbo que tomará nuestra vida y en ella va a hacerse bien presente el precio de la soledad.
La sociedad en la que hemos crecido prioriza mucho a la pareja. Si no estás en una relación o no eres capaz de mantenerla a largo plazo, rápidamente te consideran una persona fracasada.
Todo esto puede acarrearnos serios problemas. Podemos terminar dependiendo de una pareja para ser felices o viviendo en una continua angustia por la búsqueda de esa persona con la que poder adecuarnos a lo que la sociedad estipula correcto.
El precio de la soledad puede dar miedo y ser muy enriquecedor al mismo tiempo
El precio de la soledad puede amedrentarte en un primer momento. Las consecuencias de elegir estar solos son exactamente eso, quedarnos sin nadie, hacerle frente al abandono.
Seguro que eres consciente de lo mucho que se humillan las personas por no perder a quien aman. Cómo se arrastran para que quien le da sentido a su existencia no las abandone porque, si así lo hace, se quedarán vacías y sin saber qué hacer.
Aunque el ser humano sea un ser sociable, esto no significa que dependamos de otras personas para ser felices y, en definitiva, vivir.
Algunas personas son tan dependientes que se sienten perdidas, carecen de opinión y se adhieren tanto a su pareja que hasta dejan de ser ellas mismas.
“¿Quién soy?”, “¿qué quiero?”, “¿qué me gusta?”… Estas son preguntas que, aunque no lo creas, muchos no sabrían responder y, si lo hacen, posiblemente su respuesta sea lo que es, lo que le gusta y hace o quiere su pareja.
Gracias a la soledad podrás volver a descubrirte, ¡volver a ser quien eras! Te has camuflado y has dejado de ser tú por un miedo que no es más que eso, un temor infundado.
Porque tú no necesitas a nadie para vivir, tan solo te necesitas a ti.
Nadie entiende a aquellos que eligen estar solos
El precio de la soledad es muy duro de sobrellevar, pues a tu alrededor no te encontrarás con gente que te apoye, sino todo lo contrario. Creerán que eres una persona rara, que te has vuelto loca o que tienes algún trauma.
No esperes que nadie te entienda y prepárate para que muchas personas que considerabas “amigas” se alejen de ti.
Es más, puede que descubras que, cuando tú te alejas ellas, no te buscan, por lo que no eran en realidad amistades verdaderas. No obstante, eso era lo que tú querías ver.
Cuando nos quedamos solos y les damos espacio a todas esas personas que amamos o creemos amar, nos damos cuenta de cuánto hemos dado por ellas y de lo poco que hemos sido recompensados.
Somos conscientes de que éramos nosotros los que llevábamos el timón de las relaciones y de que, en cuanto dejamos de hacerlo, el barco se hunde.
¿Por qué asumimos esta gran responsabilidad? ¿Por qué nos sumergimos en relaciones que no eran del todo reales ni verdaderas?
La respuesta se encuentra en nuestro gran miedo a quedarnos solos, que empañaba nuestra visión y nos instaba a dar el 100% por todos aquellos que no daban ni un 15% por nosotros.
La importancia de dedicar tiempo al autoconocimiento
Lo anterior es un gran descubrimiento, pero lo será aún más darnos cuenta de cómo somos. Y es que, aunque creamos que nos conocemos, esto no es realmente así.
Vivimos en un mundo lleno de ruido, donde las conversaciones banales y las amistades hipócritas abundan y nos rodean. Pulsamos el botón de “piloto automático” y ahí vamos, como zombis, a existir sin vivir, sin saborear ni experimentar la vida en toda su esencia.
El precio de la soledad no es tan negativo como en un principio pueda parecer, pues abrirás los ojos ante tus relaciones y, también, hacia ti mismo.
Te darás cuenta de lo mucho que desconocías sobre ti y del tiempo que tienes que brindarte para conocerte mejor.
Asimismo, serás consciente de que nadie tiene el deber de satisfacer tus necesidades de cariño, afecto o amor, porque tú ¡te lo puedes dar!
Antes no lo sabías, pero ahora ya lo has descubierto. El precio de la soledad es un maravilloso sendero en el que comprenderás que depender de alguien sí se cobra un gran precio: tu felicidad.