En el siguiente artículo te contaremos cómo los seres humanos tenemos la capacidad para modificar ciertos hábitos, conductas y comportamientos con el correr del tiempo.
La personalidad se forja con los años
Si bien es común pensar que desde que nacemos hasta que dejamos de existir “estamos moldeados en piedra” y es imposible de modificar nuestra personalidad, lo cierto es que contamos con la habilidad para generar cambios en ella.
El objetivo de esta transformación es el de convertirnos en mejores personas o disfrutar de relaciones más sanas.
La personalidad no es algo que no se pueda mover, moldear ni conducir. A través de diferentes estímulos externos y de un gran compromiso interno puede ir cambiando de forma.
- Al nacer incorporamos ciertos hábitos a través de las enseñanzas de nuestra madre.
- A medida que crecemos añadimos experiencias, formas de ver la vida y hasta traumas según nuestra educación y nuestro entorno.
Con el paso de los años casi siempre tenemos las mismas actitudes o respuestas hacia lo que nos sucede.
Nuestras reacciones similares nos hacen creer que la personalidad es imposible de cambiar porque se ha grabado a fuego y estará intacta por toda la eternidad.
Sin embargo ,podemos tomar el control de la situación y modificar al menos ciertos aspectos de nuestra actitud que no nos gustan demasiado.
Gracias a estos cambios mejoraremos la relación con nosotros mismos y con aquellos que nos rodean.
Aunque puede ser más simple mover las piezas de la personalidad a corta edad (los niños son mucho más maleables que los adultos), también podremos obtener buenos resultados “de grandes”.
No pienses que ya no podrás cambiar nada porque eres mayor, ya que nada en este mundo es irreversible a excepción de la muerte (como dice un refrán popular).
Puede ser que esas modificaciones que logremos no sean demasiado tangibles. No esperemos cambios de 180 grados, porque quizás no los consigamos.
No obstante, al menos podemos hacer ciertos arreglos o ajustes que nos permitan vivir mejor, sentirnos más felices y mantener relaciones más duraderas.
Cambia de a poco tu personalidad
Seguramente hay aspectos de tu personalidad que no te agradan, otros que te gustan un poco y, por supuesto, aquellos que te encantan.
Comienza haciendo pequeños cambios en esos que no son “santos de tu devoción” con el objetivo de convertirlos en, al menos, algo más agradable y que puedas seguir trabajando en el futuro.
Con pequeñas modificaciones paulatinas puede ser suficiente para encontrar esa felicidad que está siendo esquiva.
No debes hacer un cambio tal que trastornes tu día a día o que te aleje demasiado de tu esencia como persona.
Es bueno saber que las mejoras son necesarias porque quedarnos estancados siempre en el mismo lugar deprime, entristece y frustra.
Aplica en tu vida la frase “sé como el río que siempre fluye y nunca se estanca”.
Si, por el contrario, te quedas en la misma postura, será muy difícil trascender como persona. No eras igual hace 10 años y ni siquiera puedes decir que lo eras 2 meses atrás.
No es cuestión de peso, experiencia o relaciones, sino de la forma de ver las cosas. Probablemente tus ideas de la adolescencia han cambiado en comparación a las que tienes en la actualidad y viceversa.
No debemos aferrarnos a la idea de que la personalidad es inmutable y sí pensar que, quizás con pequeños cambios graduales, disfrutaremos de mejores relaciones tanto con nosotros mismos como con los demás.
Comienza con un rasgo específico de tu actitud o un hábito que te trae más problemas que alegrías.
¿Te levantas de muy mal humor por las mañanas? ¿Contestas mal a la gente cuando te pide algo? ¿Eres egoísta? ¿Te cuesta expresar tus sentimientos?
Primero, detecta qué aspecto deseas cambiar y trabaja en mejorarlo. De a poco, paso a paso, y disfrutando de cada peldaño que subes en esa escalera que te lleva al éxito.
Los pasos para cambiar la personalidad
Nadie dice que es sencillo: cambiar la personalidad es una de las tareas más complicadas que una persona puede llevar a cabo.
La buena noticia es que los resultados son demasiado buenos como para desestimarlos.
Modificar ciertos hábitos que tenemos arraigados en nuestro interior durante tanto tiempo es difícil pero no imposible.
Estos pasos te ayudarán a lograr tu objetivo:
1. Cree que puedes cambiar
Es lo primero que debemos recordar en todo momento y, sobre todo, cuando las cosas no salen tan bien.
Si pensamos que el cambio está a nuestro alcance podemos trabajar en él.
2. Conviértete en el dueño de la situación
Si “tomas el timonel del barco” nada ni nadie te podrá detener. Sé el capitán de la embarcación que deberá atravesar olas gigantescas y tormentas pero que, al llegar a destino, se sienta satisfecho con su accionar.
3. Comprométete por un largo tiempo
Si bien algunos hábitos se pueden cambiar en 21 días, otros quizás lleven años, porque están demasiado cómodos en su lugar o han echado raíces muy profundas en nuestro interior.
4. Intenta aunque fracases
Durante el proceso tendrás momentos en que parezca que has regresado al punto de partida. No claudiques, ya que cambiar la personalidad es un proceso lento y arduo, pero tiene muchas satisfacciones.
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