Mito 1: Es lo mismo un paro cardíaco que un ataque al corazón
Un paro cardíaco sucede cuando el corazón para de latir y deja de bombear la sangre al resto del cuerpo, la persona dejará de respirar también y estará inconsciente. Desde luego, es una emergencia médica y es necesario iniciar resucitación cardiopulmonar.
Por otro lado, un ataque al corazón o un infarto al miocardio sucede cuando se obstruye alguna arteria del corazón (una de las llamadas arterias coronarias). Esta obstrucción impide la oxigenación de los tejidos (y el músculo) del corazón, lo que hace que esos tejidos se mueran. Si el ataque al corazón es muy extenso, la persona puede desmayarse. Incluso puede causar trastornos del ritmo, un paro cardíaco o puede fallecer. También es una emergencia médica.
Mito 2: Puedes disminuir tu riesgo de ataques al corazón tomando vitaminas y suplementos
Aunque se sabe que los antioxidantes (como la vitamina C, la vitamina E y el beta caroteno) contribuyen a disminuir la enfermedad del corazón, los estudios clínicos con suplementos y vitaminas tomadas no demuestran beneficios. Por eso, la Asociación Americana del Corazón recomienda que se obtengan estos antioxidantes de los alimentos comiendo una variedad de alimentos nutritivos de diferentes colores. Esta asociación específicamente dice que no hay evidencia científica que justifique tomarlos en pastillas para prevenir problemas cardiovasculares.
Mito 3: Las estatinas tienen efectos secundarios riesgosos
Los estudios a través de varias décadas demuestran claramente que las estatinas disminuyen significativamente el riesgo de los ataques al corazón y de los accidentes cerebrovasculares (ACV) y que se encuentran entre los medicamentos más seguros. Que si bien es cierto que pueden tener algunos efectos secundarios como son: dolores musculares, o elevación de las pruebas de funcionamiento del hígado (que son reversibles) por ejemplo, la mayoría de las personas no desarrollan ningún problema al tomarlas y que los efectos secundarios serios son raros.
Desde luego, si se toman estatinas no significa que puedes comer comida chatarra. El colesterol en la sangre proviene en parte de lo que produce el hígado (que es en donde funcionan mejor las estatinas) y en parte, de los alimentos. Si comes una dieta alta en grasas saturadas (por ejemplo: manteca, tocino, jamón, leche entera, etc.) las estatinas no serán tan eficientes.
Mito 4: La angioplastia o una cirugía de puenteo (bypass) cura la enfermedad coronaria
Si tienes depósito de placas de colesterol en las paredes de las arterias del corazón (las coronarias) o tienes ateroesclerosis (las arterias endurecidas por depósito de placa), una cirugía de puenteo o bypass coronario o una angioplastia con un stent podría ayudar a que mejore la circulación en el área que estaba bloqueada. Quizá mejore tu calidad de vida porque no tendrás la angina de pecho (el dolor que tenías) antes de la intervención, o porque te falte menos el aire con ciertas actividades al tener mejor irrigación en los tejidos del corazón. Pero, recuerda que la elevación en tu colesterol, o tu presión alta o tu falta de ejercicio, o tu falta de disciplina para comer o la exposición al humo, si fumas, no desaparecen y se tienen que seguir controlando. De hecho, si ya tuviste un ataque al corazón por un bloqueo, es muy probable que tengas otros. Te tienes que seguir cuidando y bajo vigilancia médica. No estás curado.
Mito 5: Como la enfermedad del corazón se puede prevenir, las personas delgadas que no comen comida chatarra no la padecen
Sería maravilloso si con sólo mantener un peso sano y comer saludable pudiésemos garantizar que evitaríamos problemas cardiovasculares. Esto, sin duda alguna, disminuye nuestro riesgo y vale muchísimo la pena hacerlo. Sin embargo, todavía es importante hacernos chequeos periódicos porque aunque las personas obesas que no hacen ejercicio y comen comida chatarra tienen mayor riesgo de tener problemas cardiovasculares, los problemas del corazón y el colesterol alto tienen un componente genético y si tus padres y/o abuelos tuvieron problemas, podrías haber heredado la predisposición a enfermedades del corazón. Necesitas hacerte chequeos periódicos. Es la única forma de saber cómo estás.
Mito 6: Si tuve un ataque al corazón pequeño no me tengo que preocupar
Obviamente que la persona que tiene un ataque al corazón que no le causa consecuencias graves tiene más suerte que una persona que tiene insuficiencia cardiaca a raíz del infarto. Pero nunca hay que tomarlo a la ligera. Un ataque al corazón significa que se tiene un mayor riesgo de tener un segundo ataque al corazón, un trastorno del ritmo (arritmia) o un accidente cerebrovascular. Es una señal de alerta. Hay que asegurarse de que se mantiene la presión arterial y el colesterol bajo control, que no se fuma, que se visita al médico regularmente, que se mantiene un peso sano y que se evitan otros factores que puedan aumentar el riesgo de problemas cardiovasculares (como falta de control de la diabetes, etc.).
Mito 7: Si tengo enfermedad del corazón debo evitar el ejercicio
Al contrario, para la mayoría de las personas el ejercicio ayuda a fortalecer el corazón y mejora la circulación al cerebro y a todo el cuerpo. Cuando estamos sedentarios aumentamos el riesgo de que se formen coágulos en las piernas que pueden viajar a los pulmones y a que se deterioren los huesos, a que se debiliten los músculos y la condición física en general.
Es importante, tan pronto y tu médico te lo permita, empezar a hacer ejercicio después de un ataque al corazón. Existen programas de rehabilitación cardiaca. Incluso, las personas con problemas crónicos del corazón y con insuficiencia cardiaca, pueden desarrollar programas de actividad física de acuerdo a su capacidad física. Pregúntale a tu médico qué puedes hacer si tienes dudas.
Mito 8: Como nadie en mi familia tiene enfermedad del corazón, yo no me tengo que preocupar
De acuerdo al Dr. James Stein director del Programa Preventivo de Cardiología del Wisconsin School of Medicine and Public Health, sólo el 47% de las personas con enfermedad del corazón tienen antecedentes familiares, lo que significa que 53% la desarrollan a pesar de no tener factores genéticos conocidos.
Entre los factores de riesgo se encuentran un estilo de vida sedentario y hábitos alimenticios que no son saludables. Estos factores de riesgo pueden aumentar tus posibilidades de desarrollar enfermedad cardiovascular pero, de acuerdo al Dr. Stein el no tener antecedentes familiares, no te protege, informó Vidaysalud.
Desgraciadamente un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular le pueden suceder a cualquiera en cualquier momento y en el momento menos pensado, no importa el sexo. Justamente por eso es importantísimo tener un seguro de salud que además te dará la tranquilidad de saber que tú y tu familia están protegidos.
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