¿Por qué se obstina en afirmar eso cuando tiene un pie adentro -si acepta su derrota- y otro afuera si desafía, como nunca lo ha hecho, el poder supremo dentro del partido que preside y del gobierno de su real adversario? ¡Tremendo punto!
Es el mismo estribillo desde hace casi dos años cuando Leonel “resucitó”, después de caer aplastado en la primavera del año 2015, tras la modificación constitucional que habilitó a Danilo Medina para buscar la reelección y por la que aquel salió “civilito” a hacer campaña sin explicarle a nadie por qué lanzaba al retrete aquel discurso memorable del 25 de mayo de 2015 por una cadena de televisión, radio y medios en la red de internet.
Fue aquella una pieza de antología en defensa de la Constitución, donde Leonel evocó la enseñanza de José Martí sobre aquello de que “en el mundo ha de haber cierta cantidad de luz, como ha de haber cierta cantidad de decoro. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres”.
Naturalmente, después que Martí evocó la conducta del decoro, se embarcó en una goleta, fusil al hombro, junto a Máximo Gómez, Francisco Borrero, Ángel Guerra, Marcos del Rosario y César Salas, a liberar a su patria del yugo colonial, donde días después regó el suelo cubano con su sangre para ganar la vida y el aprecio de la humanidad.
¿Y la Constitución?
¿En qué consistía entonces el decoro de Leonel? En jurar defender la Constitución y cuando ella fue violada en horas, con tan solo cinco años de haber sido promulgada por él mismo, y Danilo se volvió a postular, el “León” se alineó como uno más a materializar el triunfo de quien había dicho que era el estuprador de la Constitución. ¡Uuuuuffff!
Ya parece una frase hecha aquello de que “el PLD irá unido a las elecciones y ganará en la primera vuelta en el año 2020”.
Vamos por parte porque yo escribo para que me entiendan los ordeñadores de vacas mansas de Las Lagunas, por allá por Padre las Casas, Azua, donde las madrugadas son frías, pero la leche sale de la ubre tibiecita y apetitosa.
El PLD solo llegaría unido y ganaría las elecciones si el candidato es Danilo y Leonel lo apoya, como lo ha hecho dos veces, precisamente en contra de su voluntad.
Cualquier otra situación implica la división y hasta la derrota, si la oposición tiene un mínimo de autenticidad y su liderazgo desprendimiento.
Si Leonel habla con tanta seguridad de que el PLD llegará unido a las elecciones de 2020 y triunfará en primera vuelta... ¿estará pensando que hay alguna fórmula mágica de que Danilo lo apoye?
Esa es la peor ilusión que puede hacerse Leonel, pero yo sería su peor consejero, no porque lo adverse para nada siendo él un señor tan caballero al trato, sino porque sus “sicarios del honor ajeno” me envenenarían en el primer desayuno.
El danilismo no va a dejar pasar a Leonel como candidato. Pero si por cualquier circunstancia, no prevista ni siquiera en el Almanaque Bristol, Leonel fuera el candidato del PLD, necesitaría una fuerza similar a la de Sansón para remontar la cuesta a 90 grados que le empinará el danilismo desde el partido y desde el gobierno.
Es sencillo: Los danilistas no aceptan confrontarse con la revancha gubernamental que trae la tribu leonelista y ahora aquellos ponen las reglas del juego, como no tontos. ¡La desconfianza es total y mutua!
Y si danilismo y gobierno obstruyen a Leonel en sus aspiraciones de volver por ocho años a la Presidencia -tanto si es el candidato del PLD como de la posible coalición con el BIS, FNP, PQDC y demás partidos- la proclamada unidad y victoria en primera vuelta quedará solo como un titular de periódico impreso donde el referente para votar será lo que predomine en la televisión, el rumor y las redes sociales, horas antes de la apertura de las mesas electorales.
Si Leonel ve que Danilo se apresta a ser candidato, una probabilidad es que corra, rápido, a tentar suerte con sus otros aliados, porque ganarle una candidatura al gobierno al interior de un partido sin ideología y empotrado en la maquinaria estatal, es cosa de “hombres”, de la coraza de aquellos a que se refería Henry Segarra cuando plasmaba su testimonio en una cárcel de Dajabón para su amada Gladys Gutiérrez, de la cual fue sacado y aun no se sabe dónde están sus huesos.
Hora de los hornos
A Leonel, como a todos, en un momento le llega aquella otra sentencia martiana de que se acerca... “la hora de los hornos, en que no se ha de ver más que la luz”.
Esa hora avanza peligrosamente en las próximas reuniones del Comité Político y del Comité Central del PLD, donde probablemente comiencen a emerger los primeros pasos concretos para modificar la Constitución y habilitar a Danilo para que busque la nominación presidencial nuevamente.
Entonces a Leonel se le acaba el tiempo y tendrá que decidirse a decir adiós a la unidad o rajarse otra vez y conformarse con la cuota parte que le garantiza Danilo, incluida la candidatura vicepresidencial, si Margarita Cedeño se sigue comportando bien, pues si pierde el equilibrio sobre las cuerdas a esta altura, también rueda por la rampa.
Mi advertencia inicial, el 6 de octubre de 2017, fue muy clara: Leonel rompe (en ese momento) y levanta un proyecto propio fuera del PLD o lo aplastan. Véanlo aquí con todos los detalles: https://listindiario.com/puntos-de-vista/2017/10/06/485383/leonel-pelea-o-lo-aplastan
No lo hizo y comenzó a decir que “el PLD irá unido a las elecciones y ganará en primera vuelta”, lo que aun sostiene hasta el discurso del pasado domingo, y todo parece indicar que eso se pondrá a prueba muy pronto.
¿Cómo es que ¡No hay marcha atrás!, el danilismo sigue presentando batalla y Leonel insiste en que el PLD no se divide y gana? Ahí “falta chofer o sobra autobús”.
¡Cuando pase la tempestad, contaremos las estrellas!
(ListinDiario)