Volkswagen Polo 1.0 TSI 95 CV, prueba a fondo con el utilitario más asentado

47 años dan para mucho. En el caso del Volkswagen Polo, para vender más de 18 millones de unidades a nivel mundial. Hay muy pocos modelos a su altura en cuanto a longevidad y también en cuanto a popularidad, así que tenía ganas de realizar la prueba de hoy. Porque el utilitario de la marca alemana recibió una actualización reciente e introduce cambios bastante significativos. Todo ello con un precio de partida de 20.300 euros. Acompáñanos para conocerlo:

El Volkswagen Polo, además de ser uno de los utilitarios del segmento B más populares, es el modelo más español de la marca. Se fabrica en la planta de Landaben, en Navarra, desde donde se exporta a un buen número de países. Después seis generaciones a sus espaldas y de casi cinco décadas en el mercado nos encontramos con un producto mucho más redondo y similar a su hermano mayor, el Volkswagen Golf. ¿Pero, cómo de cerca está del mítico compacto?

Exterior

Pues a nivel estético cada vez se parece más. Esta actualización ha sido ligera, pero gana personalidad gracias a algunos detalles puntuales. Dónde más se aprecian es en el frontal, principalmente en sus nuevos faros. Son LED de serie y opcionalmente pueden ser Matrix LED con la tecnología IQ.Light, sumando una tira horizontal que los une y que ilumina la zona de la parrilla. Este elemento es bastante estrecho, todo lo contrario que la rejilla inferior que estrena un llamativo entramado en negro.

Es fruto de equipar el acabado R-Line, el que da prioridad a la deportividad en el Polo. Además de los acabados en negro brillante en algunos puntos, también sirve para montar llantas de 16 pulgadas y optar a las de 17 pulgadas como las de nuestra unidad. En el acabado Life, por el contrario, se quedaría en las 15 pulgadas. Otros detalles de personalización del utilitario está en la paleta de colores, formada por ocho tonos, incluyendo algunos nuevos como el Kings Red o el Vibrant Violet. En cuatro de ellos se podría combinar con el techo en negro.

La zaga del Volkswagen Polo es probablemente la parte en la que más se ha ido acercando al Golf. Gana en horizontalidad y en anchura, también en presencia gracias al spoiler de techo. Aunque lo que más llama la atención son claramente los pilotos traseros LED que abandonan esa proporción más cuadrada y contenida de antes para adoptar una forma de L. El paragolpes también ha sido rediseñado y en este acabado R-Line cuenta con una moldura cromada que emula a unas salidas de escape, pero que no es real.

Las dimensiones del Volkswagen Polo no han hecho más que crecer en los últimos años. De hecho, el actual es considerablemente más grande que el primer Golf. Tiene una longitud de 4.074 mm, con una anchura de 1.751 mm y una altura de 1.451 mm. La distancia entre ejes es de 2.552 mm. Cotas muy similares a las de otros modelos como el SEAT Ibiza o el Skoda Fabia, con los que este ejemplar comparte la plataforma MQB A0 y muchos componentes.

Interior

El interior es otro de los puntos que cambia notablemente en el Volkswagen Polo. Se aprecia una digitalización completa gracias a la instrumentación digital de serie. En los más básicos la pantalla es de 8 pulgadas, pero en este caso se trata del Digital Cockpit Pro de 10,25 pulgadas. El nivel de sus gráficos es muy elevado y tiene varias vistas con las que ir viendo todo tipo de información en cada momento. Se completa con una segunda pantalla táctil central que es el punto neurálgico del infoentretenimiento.

En este apartado, se pueden elegir hasta cuatro sistemas multimedia. El de serie es el más básico y tiene una pantalla de 6,5 pulgadas, mientras que se puede completar con otra de 8 pulgadas o con la de 9,2 pulgadas que vemos en nuestra unidad. Se corresponde con el sistema Discover Pro y es el más avanzado al incluir la navegación y una conectividad total, incluso con Android Auto y Apple CarPlay inalámbrico. Cumple más que de sobra en este modelo por la rapidez de respuesta y por facilidad de funcionamiento.

Probablemente el aspecto que menos convence en cuanto a ergonomía en el Volkswagen Polo sean los controles de la climatización. Es una especie de mezcla entre lo analógico y lo digital, pues no está concentrada en la pantalla ni tampoco tiene las clásicas ruletas. Se trata de unos botones táctiles que son bastante asequibles de utilizar, pero que nos obligan a mirar para ver si se ha marcado la comanda. Otro apartado que sí que convence más es la calidad de este ejemplar, que ha mejorado notablemente.

Era uno de los puntos negativos antes de la actualización, pues no correspondía con su nivel de precio ni con la imagen que buscaba la marca. Ahora encontramos unos acabados mejor realizados, en los que no hay fallos importantes. De hecho, nos gustan detalles como la tapicería R-Line, la moldura del salpicadero o el volante que estrena el logotipo simplificado. También hay alguna sombra, pues los plásticos duros de la consola central o el piano Black alrededor de las pantallas dejan que desear. El espacio en las plazas delanteras es muy bueno y encontramos bastantes huecos portaobjetos.

Aunque antaño tuvimos al Volkswagen Polo de tres puertas, en la actual generación solamente se vende el cinco puertas. Esa es una buena noticia en cuanto a la habitabilidad y el acceso a la segunda fila de asientos. Encontramos que las plazas son generosas, sobre todo en los laterales, donde hay un espacio correcto tanto para las piernas como para la cabeza. La plaza central carece de forma y va surcada por un prominente túnel de transmisión, así que viajar cinco adultos se complica en este ejemplar.

Maletero

Al igual que vimos que se mantenía la habitabilidad de este Volkswagen Polo, también hay que destacar que el maletero no cambia ni un ápice. Ya creció bastante en la sexta generación, pues con 351 litros de capacidad se posiciona algo por encima de la media del segmento. Si bien es cierto que no llega al nivel de sus hermanos mellizos, los Skoda Fabia y SEAT Ibiza, tenemos unas buenas proporciones que permiten aprovechar bien la superficie.

También tenemos otras ventajas tales como anchos y redes para distribuirla. Del mismo modo, aparece un doble fondo que es aprovechable y que hace que el Polo pueda equipar una rueda de repuesto de emergencia en vez del socorrido kit antipinchazos. Por otro lado, se puede abatir la segunda fila de asientos en dos partes (60:40) para sacar todo su potencial. De esta forma, se quedará en 1.125 litros de capacidad y una superficie casi plana.

Equipamiento

El Volkswagen Polo ha simplificado su gama en los últimos años y actualmente se vende con dos niveles de equipamiento en nuestro mercado. Ya de serie trae una dotación bastante completa gracias al acabado Life, que cuenta con llantas de 15 pulgadas, faros delanteros LED, retrovisores térmicos con ajuste eléctricos, sistema multimedia Ready 2 Discover con Streaming & Internet, App-Connect wireless o reposabrazos central delantero con ajuste longitudinal.

Un paso por encima está el R-Line, el que lleva la unidad que probamos y que tiene un exterior más deportivo gracias a paragolpes específicos, llantas de 16 pulgadas o lunas tintadas. También se beneficia del paquete «Luz y visión», del Digital Cockpit Pro de 10 pulgadas, del climatizador automático bizona o de los sensores de aparcamiento. El tope de gama sería el Volkswagen Polo GTI, una versión deportiva con más potencia y un nivel de equipamiento superior.

En coches.com tenemos el Polo disponible con sus distintos acabados y a un precio muy rebajado. También se incluyen todo tipo de opciones de movilidad, como el renting, además de la financiación con buenas condiciones. 

Motor

La gama mecánica del Volkswagen Polo está muy simplificada y, por desgracia, no tiene tantas opciones como su hermano mayor, el Golf. Tras la actualización se abandonó por completo el diésel y se centraron en la gasolina. También se espera que llegue la ya típica versión TGI movida por gas natural comprimido (GNC). Será la única variante con la etiqueta ECO de la DGT, pues no hay ningún tipo de electrificación en este modelo ni se la espera, al menos hasta la próxima generación. 

Esto nos deja con el motor 1.0 TSI de tres cilindros como principal protagonista de la gama. Está disponible en una versión de acceso con 95 CV que puede ir ligada tanto a una caja de cambios manual de cinco velocidades como con la transmisión automática DSG de siete relaciones. Un escalón por encima estaría el 1.0 TSI de 110 CV, que solamente puede ir con la caja automática de doble embrague. El tope de gama lo pondrá el Polo GTI con el 2.0 TSI de cuatro cilindros que llega hasta los 207 CV. Eso sí, se olvida de la versión manual y mantiene solamente la automática DSG.

Comportamiento

Tras el obligatorio repaso por su ficha técnica, he de decir que estamos probando el Volkswagen Polo de acceso, es decir, el que lleva el motor 1.0 TSI de 95 CV y el cambio manual de cinco velocidades. Tras conducirlo bastantes kilómetros me atrevería a decir que es la opción ideal para la mayoría de usuarios, pues tiene la potencia suficiente para el día a día y los consumos serán más ajustados que en el automático o que en el de 110 CV. Esa versión podrá ser interesante en el caso de que el usuario acostumbre a viajar asiduamente con carga. En todo caso, el funcionamiento es bastante equilibrado y refinado. 

Es equilibrado debido a que sus 175 Nm de par están disponibles desde las 1.600 hasta las 3.500 revoluciones, haciéndolo muy aprovechable en la zonamedia, aunque algo pobre en bajas. Las prestaciones no son demasiado destacadas, pues este Polo acelera de 0 a 100 km/h en 10,8 segundos y tiene una velocidad máxima de 187 km/h. La caja de cambios manual de cinco velocidades tiene recorridos bastante largos, al igual que los desarrollos, buscando siempre reducir el consumo. A veces echaremos en falta una sexta marcha de desahogo.

Con estos datos queda claro que la versión de acceso del Volkswagen Polo se trata de un urbanita nato. Por la ciudad se mueve como pez en el agua debido a sus dimensiones y a la facilidad de manejo. En este apartado destaca su contenido peso de 1.172 kg y también por una dirección directa y bastante precisa. Es cierto que su nivel de asistencia es elevado y que no transmite tanto como nos gustaría, pero así es la tónica actual del sector y en este ejemplar no es más acusado que en la media.

Que destaque en ciudad no quiere decir que el nuevo Polo se quede atrás en otros apartados. De hecho, nos ha sorprendido el aplomo que tiene en autopistas y vías rápidas. Ahí queda reflejado el aumento de sus dimensiones y queda más cerca del Golf que nunca. Incluso en los tramos de curvas tampoco se desenvolverá mal, pues el chasis está bien resuelto con una puesta a punto equilibrada. Hay varios modos de conducción para elegir (Eco, Normal, Sport e Individual) y opcionalmente se puede equipar un paquete deportivo con suspensión rebajada 15 mm y bloqueo de diferencial XDS. 

En todas las situaciones por las que he pasado durante la semana de pruebas, he encontrado en el Volkswagen Polo 1.0 TSI de 95 CV un coche bien aislado y placentero de conducir. A pesar de llevar una mecánica de tres cilindros lo cierto es que no hay apenas vibraciones y el ruido tampoco llega al interior gracias al buen aislamiento del habitáculo. Si a eso sumamos lo mencionado de la dirección y una suspensión con un tarado bastante blando, veremos que ofrece un confort en marcha notable. Incluso en la versión de acceso se podrán hacer viajes de forma placentera.

Se podría criticar que este ejemplar cuente con frenos de tambor en el eje trasero, pero lo cierto es que no afecta demasiado al comportamiento. Y el gasto en estos viajes no será demasiado elevado. No echamos de menos las versiones diésel, no sólo por el precio de este combustible en los últimos tiempos, sino también por el consumo equilibrado del gasolina de 95 CV. Hemos conseguido marcar una media de 5,9 litros, no demasiado alejado de las cifras homologadas. 

Opinión coches.com

El Volkswagen Polo es un coche que no necesita presentación. Seguramente esté en la lista de posibles candidatos de cualquier comprador interesado en un utilitario del segmento B. Y lo cierto es que no nos extraña, pues con esta actualización estamos ante un “mini Golf”, un modelo que ha mejorado en muchos puntos y que es de los más completos del segmento. Evoluciona a nivel estético y tecnológico, al tiempo que mantiene su habitabilidad y su chasis hecho a prueba de bombas. 

Las principales pegas que podríamos sacarle al nuevo Polo es que su gama mecánica puede quedarse algo corta y deja fuera a aquellos usuarios que demanden electrificación. También la típica en casi todos los Volkswagen en los últimos tiempos, un precio por encima de la media. Dijimos al principio que este ejemplar partía de 20.300 euros, pero lo cierto es que por una unidad más equipada como la que hemos probado, la tarifa asciende hasta prácticamente los 27.000 euros.

 
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Escrito Por Redaccion
Thursday, July 7, 2022
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