Se siente hasta extraño tener entre las filas de BMW un nuevo modelo con la insignia “CSL”, ya que han pasado casi dos décadas desde la última que las vimos en un coche de la firma bávara. Ese era el BMW M3 CSL (E46), presentado en 2003. Hoy día se considera un icono y el mayor logro de la tercera generación del coupé alemán (y para algunos de toda su existencia). Con él, BMW M dispuso su mejor quehacer y, una vez más, elevó el concepto de coupé deportivo a un nuevo nivel.
CSL: Coupe Sport Leichtbau. Tres palabras que aún ponen la piel de gallina a todo aficionado al mundo del motor. De igual forma que el M4 CSL se ha convertido en la referencia de la marca a la hora de hacer un deportivo rompiendo el récord de BMW en Nürburgring, con un tiempo de vuelta de 7 minutos y 20,2 segundos, su antecesor hizo lo propio bajando de los 8 minutos (7:50). Porque el M3 CSL no solo era más enérgico que el ya dinámico M3 estándar, sino que también era sustancialmente más ligero y, por lo tanto, más ágil.
Echando un vistazo al exterior, quedaba claro que no se trataba de un M3 normal. Además de esas tres especiales letras que se encuentran en las rejillas de las aletas delanteras y la puerta del maletero, el coche recibió un paragolpes delantero asimétrico sin luces antiniebla, solo con un ojo de buey a un lado que redirigía aire fresco al conducto de admisión. Otro elemento que llamaba la atención era el alerón de tipo “cola de pato” integrado en la puerta del maletero, así como el techo de fibra de carbono; el primer BMW M en lucirlo.
Con él se conseguía rebajar el peso y el centro de gravedad. Pero no sería la única modificación en virtud de una dieta de adelgazamiento. Los ingenieros emplearon una serie de métodos de fabricación derivados del mundo de la competición que eran menos visibles a simple vista. Por ejemplo, el capó estaba hecho en aluminio, se usaron plásticos reforzados con fibra de vidrio en varios puntos estructurales, se eliminó gran parte del aislamiento acústico y la luna trasera se hizo más delgada gracias al uso de un tipo especial de cristal.
El tratamiento de ahorro de peso continuó a bordo, donde los asientos eléctricos calefactables se sustituyeron con un par de semibuquets manuales. Los paneles de las puertas también eran más delgados y, por lo tanto, mucho más espartanos. Algunas de las características exclusivas del M3 estándar, como el sistema de navegación, el equipo de música o el climatizador fueron reemplazados por un sistema de aire acondicionado analógico y mucha fibra de carbono. aunque el estéreo y el climatizador estaban disponibles como opciones.
Otro elemento interior distintivo fue el volante con un solo botón para activar el modo de pista M, ya que se eliminaron los botones para el control de crucero, el sistema de audio y teléfono que había en el M3 normal. Además, junto a la fibra de carbono, había mucha Alcántara; hasta para el forro de la rueda de repuesto. Todas estas características hicieron que este modelo de edición limitada fuera 110 kilogramos más ligero que su hermano para detener la báscula en 1.385 kg. Pero perder algo de peso no era el único objetivo de los ingenieros.
Bajo el capó, el BMW M3 CSL escondía una versión única del motor de seis cilindros en línea y 3.2 litros (S54). Llegó con mejoras como una entrada admisión fibra de carbono revisada, unos árboles de levas ligeramente más agresivos, un sensor MAP de alto rendimiento (en lugar del sensor MAF normal), un colector de admisión enderezado o un colector de escape más ligero. El resultado eran 360 CV a 7.900rpm (+ 17 CV) y 370 Nm a 4.900rpm (+5 Nm), marcando un 0 a 100 km/h en 4,9 segundos (- 0,3 s) y una punta de 257 km/h (+ 3 km/h).
El BMW M3 CSL lograba una impresionante relación potencia-peso de 3,85 kilogramos por CV, y una potencia específica de 111 CV por litro de cilindrada. Para ponerlo en perspectiva, el 911 GT3 de Porsche coetáneo (996) conseguía replicar las cifras en 4 kg/CV y 106 CV/l. Junto con la mayor potencia y el menor peso, los ingenieros de BMW M también reajustaron la suspensión con muelles más cortos delante, barras estabilizadoras más gruesas, una mayor inclinación en las ruedas y un ancho de vía ampliado de 1.508 a 1.518 mm. Para rematar, los neumáticos eran semislick de serie y se asentaban sobre llantas ligeras de 19 pulgadas.
El M3 CSL es ampliamente considerado como el BMW más divertido, preciso y equilibrado de todos los tiempos. Su dirección, la puesta a punto del chasis y el sonido de su motor hicieron que fuese adorado por todos aquellos afortunados que pudieron probarlo. Incluso hoy, todavía se ve increíble. El único inconveniente real del M3 CSL es su frustrante transmisión SMG, que realmente se siente anticuada en esta era moderna de transmisiones automáticas rápidas. Sin embargo, sigue siendo el punto de referencia para todos los BMW.
En los años venideros, la división M de BMW ha lanzado una multitud de fantásticos modelos, algunos de los cuales son más ligeros y sustancialmente más potentes que el M3 CSL de 2003. Dicho esto, esta ligera edición limitada a 1.383 unidades, con sus seis cilindros atmosférico y su interior espartano enfocado en la pista, aún logra brindar una experiencia de manejo distintiva que se vuelve adictiva desde el primer momento, razón por la cual insistimos en que este sigue siendo uno de los mejores modelos con la insignia M jamás construidos.