La Comisión Europea (CE) quiere prohibir lasventas de todos los coches nuevos equipados con motores diésel,gasolina e híbridos para 2035, pero según muchos especialistas de laindustria, esta estrategia es demasiado agresiva. Algunos, como el jefedel GrupoRenault, Luca de Meo, incluso se ha atrevido a decir queeste movimiento con los coches eléctricos podría derivar en un impacto muynegativo sobre el medioambiente y la sociedad.
Durante la cumbre Future of the Car, de Meo explicóa The Financial Times el hecho de querer cambiar demasiado rápido auna movilidad personal totalmente eléctrica, probablemente, no sea larespuesta para salvar el planeta. Esto puede sonar un poco confuso a simplevista, pero el líder de la compañía francesa afirmó que invertir todo su dineroen tecnologías eléctricas de batería reduciría las inversiones en propulsoresque queman combustibles fósiles, que pueden volverse más contaminantes.
“Lo primero que quiero decir es que Renault, obviamente,está comprometida con el vehículo eléctrico”, dijo de Meo. “Comenzamos muytemprano y seguimos creyendo que la electricidad, y tal vez el hidrógeno,pueden ser una buena solución en algunas aplicaciones. Pero si observas losdatos, es evidente que las ventas de motores de combustión, incluidos loshíbridos, aún no han alcanzado su punto máximo. Hay desafíos, a través de lasperspectivas sociales, financieras y ecológicas que deben ser considerados”.
“Estos se dividen en baterías, que son buenas para el 85 %de su uso típico, pero no para esos dos o tres viajes más largos al año. Esodesanima a la gente a comprar un eléctrico. Luego está el CO2 de por vida,la cifra de la cuna a la tumba para un vehículo cuya respuesta no es tan obvia.Algunos combustibles alternativos, o los híbridos, pueden ser más limpiosque los eléctricos en estas medidas. “Y luego está la accesibilidad financiera.Vemos paridad de precios alrededor de 2025, pero ahora eso podría habersemovido debido a la inflación de las materias primas”.
De Meo destacó que, con la imposición de los estrictosmandatos europeos, se corre el riesgo de dañar el medioambiente, puestoque cortaría la inversión para garantizar que la tecnología actual demotores de combustión interna y combustible fuera lo más limpia posible.“Tenemos que garantizar un enfoque imparcial de la vida real para estatecnología”, dijo. “Tenemos que garantizar un enfoque imparcial de la vida realpara esta tecnología”. Es lo que se llama de toda la vida “preparar el terreno”para lidiar con solvencia los nuevos retos que están por venir.
Como tal, de Meo no es el primer ejecutivo de la industriaautomotriz que expresa su visión de que cambiar a vehículos eléctricos, a esteritmo, podría dañar el medioambiente y la sociedad. Recientemente, el CEOdel Grupo Volkswagen, Herbert Diess, declaró que aún es pronto paraque la industria cambie por completo a la energía eléctrica. Porque la demandade los clientes probablemente existe, pero la infraestructura que respalda lafabricación y el funcionamiento de los vehículos eléctricos aún no está lista.
El CEO de BMW, Oliver Zipse, tampoco es partidariode prohibir ya los motores de combustión interna. El año pasado, declaróque detener todas las ventas de gasolina y diésel demasiado pronto perjudicaríaa BMW y otros fabricantes, y no “ayudaría al clima ni a nadie más”. Por suparte, a finales del pasado año, el director ejecutivo de Stellantis, CarlosTavares, advirtió que esta rápida transición podría amenazar los puestosde trabajo y la calidad de los vehículos con el empujar los elevadoscostes de producir vehículos electrificados “más allá de los límites”.