La empresa tecnológica Bio-Bean se ha dedicado a industrializar el proceso de reciclaje para convertir los posos del café en biocombustibles y productos químicos, y va a probar los resultados en los autobuses londinenses. Tal y como desvela la BBC, quiere hacer funcionar un autobús durante un año, pero necesitará como 2,55 millones de tazas de café para conseguirlo. Ah, el proyecto está respaldado por Shell.
¿Cómo lo hacen?
En noviembre de 2017, como parte de un proyecto especial respaldado por la iniciativa #makethefuture de Shell, Bio-Bean se asoció con la petrolera y con la mezcladora de combustible Argent Energy para crear miles de litros del primer biodiésel derivado del café en el mundo.
Este biocombustible, una mezcla llamada "B20", se elabora mezclando primero el aceite de café extraído de los posos de café residual con otras grasas y aceites. Argent Energy luego usa estos aceites para crear biodiésel, que a su vez se mezcla con diésel mineral. Según la empresa, el biodiesel B20 ofrece una reducción del 10-15 % en las emisiones de CO2 en comparación con el diésel tradicional, al tiempo que evita que el café desechado se envíe al vertedero donde libera metano, que es 28 veces más potente que el dióxido de carbono.
Bio-bean recolecta café molido en todas las escalas, desde cafeterías independientes hasta las principales cadenas de café y desde universidades hasta fábricas de café instantáneo. Como cuentan con socios para la gestión de residuos, realizan todas las recolecciones de residuos de café en su nombre y proporcionan todo lo necesario para que las empresas comiencen la recolección, como papeleras, sacos de basura, vehículos y el servicio de recolección.
Si el experimento con los autobuses funciona, puede resultar altamente efectivo teniendo en cuenta que los londinenses consumen 20 millones de tazas de café al día, lo que equivale a 200.000 toneladas de desechos cada año.
La fábrica de la compañía puede reciclar 50.000 toneladas de café molido cada año, y cuenta también con troncos de alto rendimiento a partir de café reciclado que se utilizan en estufas, fuegos y chimeneas así como gránulos de biomasa para calentar edificios.
Bio-bean afirma que los autobuses pueden circular con su combustible sin necesidad de modificación, aunque necesitaría como dos millones y medio de tazas de café para crear suficiente biocombustible para operar un autobús de Londres durante un año, y en eso están. Hasta ahora se han producido seis mil litros de aceite de café.
Audi y SEAT también se apuntan al reciclado
Biogas, biocombustible de algas, los posos de café... todas las cosas repugnantes que los seres humanos tiramos cada día son la esperanza para un desesperanzador panorama. Hace un año, SEAT y la empresa de gestión del agua de FCC, Aqualia, lanzaron un proyecto para obtener biocombustible renovable y de origen 100 % español, procedente de aguas residuales, para poder utilizarlo en vehículos de gas natural comprimido (GNC).
Se trata químicamente el lodo proveniente de aguas residuales para generar biocombustibles de bajo impacto ambiental. Mientras tanto, Audi intensifica sus investigaciones en combustibles sintéticos y tiene previsto construir una nueva planta piloto para la producción de e-diésel en Laufenburgo, en Suiza.
Este carburante es un sucedáneo de gasóleo a partir del agua y el aire, y para producirlo se convierte el excedente de energía hidroeléctrica en combustible sintético. Está previsto producir las primeras cantidades de e-diésel en Laufenburg a principios del próximo año.
Mientras, la cumbre del clima (COP23) celebrada hace unos días en Bonn, Alemania, recoge titulares con calificativos como "acuerdo paupérrimo” o "escasa ambición climática" mientras el Acuerdo de París espera a ser rescatado de la triste esquina a la que fue relegado hace tiempo. El marketing está bien, los hechos son mejores.