Francis Candelier, encargado del terreno, dijo que informaron inmediatamente a las autoridades, quienes acudieron al lugar y realizaron su informe.
Candelier y sus acompañantes inmediatamente procedieron a quemar todo el espacio y convertir en ceniza esa práctica maligna.
Lo qué definieron como un altar, estaba compuesto por un cráneo humano, una cruz, una muñeca plástica con agujas incrustadas en la cara, unos lentes negros, refrescos de distintos colores y sabores, trozos de ñame, tenedores, cuchillos, velones y otros objetos.
“La persona, que supuestamente le estaban haciendo esa hechicería, hoy queda liberado, en el nombre de Jesús”, señaló Francis, al tiempo que aseguró que Dios le tiene su castigo al autor.
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