El adolescente, cuyo nombre se omite por razones de ley, fue grabado por los vecinos, quienes despertaron al escuchar el alboroto de que habían detenido un ladrón.
En medio de la fílmica el jovencito confesó haber penetrado en otra ocasiones a esa y otras viviendas, de donde sustrajo objetos que vendió a personas del sector y mujeres que laboran en una populosa casa de cita de la zona.
Los lugareños llevaron el menor al destacamento policial y lo dejaron en poder de la policía.