Peguero dijo que nunca negociaría con el cadáver de su hija y que no hay dinero que le devuelva la paz, la tranquilidad y recupere el dolor que siente la familia por su muerte.
“La gente no se vende y si fuera así, cuando una persona se enfermara vendiera un hijo para pagar y recuperar la salud”, refirió.
“Me dijeron que abriera una cuenta para que saliera de todos mis problemas y yo les dije que nací con ellos y hasta moriré con ellos, porque Jesucristo murió en la Cruz para salvarnos”, enfatizó.
Peguero trabaja como capataz de una finca de arroz ubicada en Cenoví, propiedad de un compadre suyo.