Kevin Garnett, miembro del Salón de la Fama del baloncesto, firmó una extensión con los Minnesota Timberwolves en 1997 por tiempo de seis años y la remuneración de US$126 millones, sirviendo de alfombra para multimillonarios acuerdos en la actualidad.
Así como se han establecido grandes parámetros para un mejor estatus de los jugadores en la actualidad, los ejemplos negativos que marcan a una NBA en amplio crecimiento también se hacen notar.
Durante inicios del 2021, se produjo toda una novela en torno a James Harden y los Houston Rockets, quien de forma abierta pidió ser traspasado, pese a que incluso la franquicia le hizo el ofrecimiento de una mega extensión que lo llevaría a recibir pagos de hasta US$50 millones por año.
De forma indirecta, las negativas de Harden y el forzar un traspaso, sirvieron de influencia un año después, cuando Ben Simmons forzó ser canjeado de los Sixers de Filadelfia, negándose a jugar con la organización en la temporada 2021-22, todo a raíz de conflictos internos, producto de declaraciones de su excompañero, Joel Embiid, y exentrenador, Doc Rivers.
Kevin Durant, alero súper estrella de la mejor liga de baloncesto del mundo, recientemente sugirió a Joe Tsai, propietario de la franquicia de los Brooklyn Nets, que tendría que elegir entre traspasarlo o prescindir del gerente general, Sean Marks, y el entrenador, Steve Nash.
Los deseos de Durant, podrían resultar en una petición bastante grave a futuro, quien por caprichos personales, intenta pasar por encima de sus superiores y de una franquicia completa.
Las muestras de irrespeto e infidelidad por parte de jugadores hacia los colores de sus equipos, podrían estar sugiriendo un agudo problema a futuro para la liga, evidenciando que, otros atletas estarían tomando dicha dirección cuando simplemente no quieran estar en una organización.