Aunque el tiempo transcurre y transcurre, los recuerdos permanecen latentes de aquella gesta dorada vivida por el equipo de béisbol en la conquista del Clásico Mundial de Béisbol en el 2013, hazaña materializada de forma invicta.
El 19 de marzo del 2013, Dominicana disputaba el partido final frente a Puerto Rico, su siempre archirrival, conjunto al que derrotó por blanqueada 3-0, tras una superba actuación de Samuel Deduno, quien lanzó 5.0 entradas de solo dos hits y cinco ponches y el ataque de Edwin Encarnación, quien produjo dos vueltas con un sencillo.
Este desenlace dio motivo a una mayúscula celebración en todos los rincones de la nación, que a pesar de los años muchos saborean y recuerdan, pues el acontecimiento materializado así lo amerita.
Una marca invicta de 8-0 registrada en todas las paradas fortalecieron las expresiones que para la época externó un gallego, quien en un comercial televisivo que se realizó para la ocasión expresaba: “Es que ellos son los mejores”, refiriéndose al plantel dominicano que en su paso arrollador dejó en el camino a las poderosas selecciones de Estados Unidos y Venezuela, así como a un conjunto de Puerto Rico que solo encontró en los dominicanos la famosa “piedrecita dentro del zapato”.
Ah, con este brillante logró había dejado atrás el amargo sabor recibido cuatro años atrás cuando, los quisqueyanos fueron empacaron maletas temprano, tras ser derrotados dos veces por Holanda apenas en la primera ronda
La del 2013 se convirtió en una labor en conjunto, que tuvo a la Federación Dominicana de Béisbol a la vanguardia, al manager Tony Peña, al gerente general, Moisés Alou y con ellos un grupo de valientes peloteros, quienes desde la primera concentración se lanzaron al terreno con hambre, gallardía y compañerismo en busca de hacer borrar el fatídico desempeño del 2009.
El tan esperado desquite contra el combinado de Antillas Holandesas, verdugo de los quisqueyanos en el Clásico Mundial del 2009, también se produjo, pues los dominicanos con un bateo oportuno de José Reyes, Edwin Encarnación y Moisés Sierra, además del pitcheo abridor de Edinson Vólquez y el eficiente desempeño del relevo vencieron 4-1 a los holandeses en choque efectuado el lunes 18 de marzo.
El pueblo dominicano se gozó cada una de las 72 entradas completas jugadas en los ocho partidos que efectuó el equipo en el certamen, que se estima tuvo un seguimiento de decenas de millones de fanáticos en todo el mundo. En total a los diferentes estadios asistieron 885, 716 personas, cifra que para entonces fue récord para este evento.
Este gallardete unió a una nación, todos aupando un mismo fin y que se convirtió en un toque de queda, donde hasta las personalidades más importantes del país aplazaban citas o en el mejor de los casos no las colocaban en sus agendas en las horas en que jugaba el equipo dominicano.
Un logro que comenzó desde aquella tarde del 6 de marzo cuando los quisqueyanos apalearon 15-2 a los Filis de Filadelfia en partido de exhibición y que llevó al estelar zurdo Cole Hamels a piropear al equipo diciendo que era bien fuerte.
Robinson Canó JMV
Robinson Canó fue seleccionado el Más Valioso, tras batear para .469 (32-15) con cuatro dobles y dos jonrones y se debe resaltar el desempeño José Reyes, Nelson Cruz, Hanley Ramírez, Carlos Santana, Erick Aybar, Alejandro de Aza, Miguel Tejada, Moisés Sierra, además de los lanzadores Fernando Rodney, Pedro Strop, Octavio Dotel, Kelvin Herrera, José Veras, los abridores Samuel Deduno, Wandy Rodríguez, Edinson Vólquez, Lorenzo Barceló, entre otros.
Los dominicanos Edwin Encarnación, inicialista; Canó, intermedista; José Reyes, paracorto; Nelson Cruz, jardinero fueron incluidos en el equipo Todos Estrellas.
Partidos del Clásico Mundial
A los dominicanos les correspondió iniciar la jornada frente a una selección bien fuerte, la de Venezuela, empero el resultado comenzó a dejar un sabor agradable entre peloteros y miles de fanáticos de todas las latitudes, quienes sabían que el enfrentamiento no sería nada fácil. Un contundente triunfo 9-3 comenzó a brindar un gran presagio de lo que se produciría en los días por venir.
Triunfos ante Puerto Rico y España les proporcionaron su clasificación invicta a los quisqueyanos.
La segunda ronda no inició nada positiva para Dominicana, pues Italia colocó el partido a su favor 4-0 frente a un descontrolado Edinson Vólquez y se presagiaba que ocurriría otra sorpresa, sin embargo, los quisqueyanos se repusieron y un sencillo de Nelson Cruz les hizo ganar el choque 5-4. Victorias frente a Estados Unidos (3- 1) y Puerto Rico (2-0) le dieron su segundo avance a las semifinales.
Ya en las semifinales les correspondió medirse a Holanda, el equipo que le había ganado dos veces en la primera ronda del certamen del 2009, pero los dominicanos registraron una dulce venganza contando con la ofensiva de Reyes, Encarnación y Sierra y un buen pitcheo de Vólquez, quien se unió al formidable cuerpo de relevo dominicano.
Cada encuentro fue un toque de queda, era el tema por excelencia, los principales centros de expendio de bebida estaban abarrotados, los símbolos patrios se habían puesto de manifiesto hasta en las vestimentas de las personas, incluso hasta el plátano, rubro que nunca falta en las mesas del país alcanzó mayor notoriedad, pues se convirtió en el estandarte de la selección, tan popular que su consumo se elevó de manera vertiginosa tanto aquí como en muchas otras naciones.
El partido final fue ante Puerto Rico, y con el pitcheo abridor de Deduno, quien lanzó 5.0 entradas de dos hits, así como el relevo de Dotel, Pedro Strop, Santiago Casilla y Rodney, quien rescató su séptimo partido se concretizó lo que todos esperaban, la conquista del Clásico Mundial, tras su triunfo 3-0.