La realización del certamen formaría parte de la vuelta a la actividad en el estado tras un prolongado confinamiento por la pandemia de coronavirus.
“Podrán verlo por televisión — y yo acepto eso”, dijo Cuomo durante su conferencia de prensa diaria en Albany, la capital del estado.
Así, se ha aceptado una propuesta de la Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA) para llevar a cabo su evento principal, estableciendo una “burbuja” protectora de los participantes, con un número limitado de hoteles, restricciones en el tamaño de las comitivas de los tenistas y cierre de instalaciones para cientos de miles de visitantes que suelen acudir al U.S. Open.
Ahora la pregunta clave es: ¿Quién terminará jugando en las canchas duras y azules de Flushing Meadows, del 31 de agosto al 13 de septiembre?
Algunos de los tenistas más reconocidos han expresado sus reservas sobre la posibilidad de viajar a un lugar que fue particularmente azotado por la pandemia de COVID-19. De hecho, una de las instalaciones bajo techo en el Centro Nacional de Tenis Billie Jean King albergó temporalmente cientos de camas de hospital durante el peor momento de la crisis sanitaria.
Entre quienes han manifestado dudas de participar están el español Rafael Nadal, campeón defensor, así como de los primeros del escalafón en las ramas de hombres y mujeres, Novak Djokovic y Ash Barty, respectivamente.
Otros se mostraron ansiosos por jugar. Las giras de la ATP y la WTA están suspendidas desde comienzos de marzo debido a la pandemia.
Formalmente, el U.S. Open suele ser el cuarto y último torneo del Grand Slam en cada temporada. Ahora podría ser el segundo, luego del Abierto de Australia, que concluyó a comienzos de febrero.
El inicio del Abierto de Francia, que se disputa en canchas de arcilla, se pospuso respecto de su fecha original en mayo. Ahora, está previsto que inicie una semana después de la final del U.S. Open.
Wimbledon se canceló, algo que no había ocurrido desde 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial.
“Bien hecho... por adelantarse y conseguir esto. Es un gran logro. Los jugadores y fanáticos por igual están emocionados por este hecho”, tuiteó John Isner, el estadounidense mejor ubicado en el ranking (21ro). “¡Es tiempo de volver a las canchas!”.
También Cuomo se mostró contento.
“Estamos entusiasmados por el US Open, que se jugará en Queens del 31 de agosto al 13 de septiembre. Se realizará sin aficionados”, dijo Cuomo en su comparecencia. “Las autoridades del tenis van a tomar precauciones extraordinarias, pero se va a jugar”.
Como muchas ligas deportivas, las giras profesionales del tenis han estado suspendidas durante cerca de un trimestre, provocando la cancelación de 40 torneos en todo el mundo.
Poco después de la comparecencia de Cuomo, el director ejecutivo de la USTA Mike Downs difundió un comunicado en el que confirmó que el Abierto de Cincinnati, que se juega en la antesala al US Open, será trasladado al Billie Jean King National Tennis Center en Flushing Meadows.
“Reconocemos la tremenda responsabilidad de organizar uno de los primeros grandes eventos deportivos mundiales en estos tiempos tan difíciles”, dijo Dowse. “Y lo haremos de la manera más segura posible, mitigando todos los riesgos potenciales”.
La participación de Roger Federer quedó descartada por completo después de anunciar recientemente que se ausentará el resto del año después de someterse a una segunda cirugía artroscópica en la rodilla derecha. Cinco de los 20 títulos de Grand Slam del suizo fueron en el U.S. Open.
Con contratos de televisión internacional — incluyendo uno por un promedio anual de 70 millones de dólares de ESPN — para ayudar a compensar la pérdida de ingresos por entradas, y enfrentándose a una recesión que ya causó la reciente eliminación de más de 100 empleos en la USTA, la junta del organismo decidió proseguir con su máximo evento pese a las inquietudes del COVID-19 y los traslados internacionales.
Cuomo inició su rueda de prensa el martes dando un recuento de “buenas noticias en cuanto a cifras y datos” en Nueva York, que ahora tiene la cantidad más baja de gente hospitalizada por coronavirus desde el inicio del brote.
El plan de la USTA para montar el torneo incluye: tribunas vacías; un número limitado de asistentes de los jugadores; hoteles asignados; mayor limpieza en las instalaciones del torneo; espacio adicional en los camerinos; toma de temperatura diaria y pruebas de diagnóstico ocasionales.
También se descarta realizar el torneo de clasificación y es posible que se reduzca el cuadro de dobles.
Los jugadores que, por su ránking, hubieran tenido que disputar el torneo de clasificación, recibirán una compensación económica por parte de la USTA.
La semana pasada, Djokovic tildó de “extremas” las restricciones que se prevén para el US Open.
“La mayoría de los jugadores con los que hablé se mostraron poco dispuestos a ir allí”, dijo el astro serbio.