Juan Soto: "Mamba Latino" con el cielo como límite
Johnny DiPuglia – el vicepresidente de los Nacionales y gerente general asistente de operaciones internacionales, y por lo tanto uno de los que primero se dio cuenta del potencial del dominicano Juan José Soto, estaba sentado en el lobby de la oficina de los Nacionales en su complejo primaveral, esperando a que llegaran sus padres la mañana del jueves. Cuando me vio, me preguntó por qué estaba allí. Le dije que iba a reunirme con Mike Rizzo, el gerente general del club, para hablar de Soto.


DiPuglia sonrío y dijo, “El Mamba Latino”.

Pocos minutos después estaba hablando con Rizzo, un gran hombre de béisbol, en su oficina con vista al terreno del FITTEAM Ballpark de Palm Beaches, preguntándole si había un talento joven más brillante en el béisbol que su jardinero izquierdo.

“Yo no me meto mucho en esto del “mejor en esto” o el “más espectacular en aquello”, respondió Rizzo. “Pero déjame ponerlo de esta manera: Si toman una foto de los mejores peloteros del momento, él va a estar en ella”.

Luego, después de que hablamos sobre lo que hizo Soto en octubre – cuando Rizzo dijo que fue el JMV de los Nacionales si uno considera toda la postemporada – me dijo lo siguiente:

“Yo honestamente creo que este muchacho tiene la posibilidad de ser la cara de Major League Baseball algún día. Y yo creo que ya es la cara del béisbol latinoamericano”.

Luego Rizzo empezó a recordar el grandioso mes de octubre de los Nacionales, en el que escribieron uno de los más fenomenales jamás contados. Comenzamos hablando del jonrón de Soto contra Clayton Kershaw en el Juego 5 de la Serie Divisional para empatar las acciones después de que los Dodgers llegaron a estar arriba 3-1.

“Ese ni siquiera es el swings que recuerdo mejor”, comentó Rizzo. “El swing que recuerdo mejor fue en el Juego del Comodín, cuando estaba enfrentando a un zurdo al que nadie le batea [Josh Hader], y le bateó un láser que terminó empatando el juego cuando el jardinero derecho de ellos jugó mal la bola y anotamos tres. Pero el muchacho estaba tan relajado en ese momento como estuvo el resto del mes. Y me demostró lo mismo que hemos visto de él desde que tenía 16 años, antes de que le diese más dinero (US$1.5 millones) del que jamás le había dado a alguien tan joven en mi vida: la mejor disciplina en la zona de strike que le he visto a un pelotero joven desde Frank Thomas.”

Rizzo vio a Bryce Harper irrumpir en las Grandes Ligas siendo un adolescente, y vio a Soto hacer lo mismo. Harper tiene más poder, al menos por ahora. Soto es mejor bateador y un pelotero más completo. ¿Y lo mejor de este muchacho nacido en Santo Domingo?

El número 22 de los Nacionales de Washington no cumplirá 22 años hasta el próximo octubre.

No se suponía que era el momento de llamar a Soto a las Grandes Ligas, al menos no para entonces, cuando los Nacionales lo subieron en el 2018. Pero Howie Kendrick se lesionó el tendón de Aquiles y el dominicano Víctor Robles, que para entonces estaba supuesto a ser la próxima estrella en ascenso de los Nacionales, estaba fuera por varios meses debido a una lesión en el codo.

Rizzo llamó a Doble-A Harrisburg, donde estaba jugando Soto en ese momento.

“Manden a Soto para acá”, les dijo Rizzo.

En aquel momento, Soto había jugado exactamente ocho juegos para Harrisburg -- los únicos ocho juegos que había disputado más arriba de Clase-A en su vida. Fue ubicado enseguida en el jardín izquierdo y el medio del lineup de los Nacionales, en un equipo que Rizzo creía capaz de ganarlo todo un año antes de que lo ganaran todo. Y Soto hizo lo que ha hecho desde que salió de República Dominicana: entró al clubhouse y se comportó como si perteneciera al mundo de las Grandes Ligas.

Soto jugó 116 juegos el resto del camino y bateó 22 jonrones. Empujó 70 carreras y dejó un OPS de .923 y un OBP de .406. Su promedio de bateo fue de .292. El año pasado, ya en una temporada completa, Soto bateó .282, con 34 jonrones, 110 empujadas, un OBP de .401 y un OPS de .949. A estas alturas de su carrera, a su edad, usted no lo cambiaría por nadie.

“Su techo”, me dijo Rizzo la mañana del jueves, “no tiene límites”.

Rizzo después sonrió. Una sonrisa bien grande.

“Después de su temporada de novato, le dijimos que una de las cosas que queríamos que mejorara era su defensiva”, dijo. “¿Y entonces qué hizo? Pues vino y se convirtió en un jardinero tan bueno que fue finalista al Guante de Oro”.

“De alguna manera, es humilde y prepotente al mismo tiempo. No ha cambiado nada desde que lo subimos. En el plato siempre está completamente relajado. Batea en el medio del lineup. Juega todos los días. Le batea a los zurdos y a los derechos. Y juega tremendamente bien en una posición en la que realmente no había jugado antes”:

Vivimos hablando de la increíble cantidad de jóvenes talentosos en el béisbol. Soto es el más joven de todos ellos. Y nadie es más talentoso. Su jefe tiene razón. El cielo es el límite para el número 22 de los Nacionales. Que apenas tiene 21 años.

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Escrito Por Redacción R
Friday, March 6, 2020
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