“Llegué y me estaba esperando, así como: ‘dame un abrazo, buen trabajo, diste un buen swing’”, contó Chirinos. “Cosas así no se pueden describir con palabras. Son recuerdos que perdurarán por siempre. Gracias a Dios y a la organización de Houston por permitirlo”.
Durante toda la campaña, las Grandes Ligas ha arengado a los equipos y fanáticos con la consigna “Let the Kids Play” — “Dejen jugar a los niños”.
La noche del viernes, los Nacionales y Astros no tenían que ser motivados. Durante los calentamientos, se podía ver a muchos jovencitos con sus guantes, suficientes para armar un equipo de Pequeñas Ligas.
Owen Kendrick, el hijo de 10 años del veterano infielder de los Nats Howie Kendrick, tomó rodados junto al equipo en la intermedia — una de las muchas posiciones que su padre defiende. Owen y Tyson, su hermano de 8 años, también atraparon elevados en los jardines.
“Lo hacemos todo el año”, dijo el coach de pitcheo de los Nacionales Paul Menhart. “¿Pero en la Serie Mundial?”
?¿Por qué no? ¿Por qué habría que hacerlo diferente?”, se preguntó Menhart. “Somos un equipo muy profamilia. Los familiares siempre son bienvenidos”.
Durante la práctica de bateo, el segunda base de Washington Brian Dozier bateó un elevado de rutina hacia el jardín central. El pitcher Joe Ross se encargó de atraparlo, sin necesidad de moverse. Meyer Cabrera, el hijo de 12 años del infielder venezolano Asdrúbal Cabrera, fue por la pelota, se frenó y miró cómo Ross la atrapaba.
Meyer, en plan de broma, tiró su guante, golpeando a Ross en la pierna. Ambos se echaron a reír.
Cabrera dijo que su hijo viajó desde Florida la mañana del viernes para acompañarle en su primera Serie Mundial.
“Es algo con mucho significado. Siempre está conmigo, todo el tiempo, en la temporada regular”, dijo Cabrera.
Los Nats son el equipo más veterano en las mayores y eso significa que cuentan con muchos chicos de edad suficiente para dominar rodados o batear largos elevados.
El relevista Sean Doolittle, por ahora “padre” de dos perros, dijo que el equipo hizo lo correcto cuando apoyó a su compañero de bullpen Daniel Hudson, quien pidió licencia de paternidad durante la serie de campeonato de la Liga Nacional para estar con su esposa, a punto de dar a luz a su tercera hija.
“Creo que nos permiten mantener nuestra identidad y jugar en los playoffs de la misma manera como lo hicimos en la temporada. No todos los equipos lo hacen, y eso es algo que nos ha quitado algo de la presión cuando te toca ir lejos en los playoffs”, dijo Doolittle. “A medida que transcurren los playoffs, hay más estrés... Pasar algo de tiempo con sus familias, creo que es un equilibrio muy importante”.
A la distancia, David Chirinos parecía como cualquier otro pelotero en los jardines. Portaba una sudadera de color azul con el logo de los Astros. Pero fue el único que alzó los brazos de manera triunfal y chocó manos con un jugador tras una atrapada de rutina. En un jonrón, fingió correr hacia el muro, dar un brinco y robarse el batazo.
Cuando acabó la práctica, se retiró del terreno, radiante de la felicidad y con sudor en la frente al bajar las escalinatas de la cueva.
No estaba pensando en la importancia del juego que se iba a disputar por la noche — era otro niño jugando.