En esa caterva noventera llegaron ocho de los 10 bateadores dominicanos de mejor desempeño medidos en victoria sobre jugador reemplazo (WAR) en la versión BR, uno en el que Vladimir Guerrero ancla en la sexta posición.
La Tormenta de Don Gregorio, que mañana ingresará al templo sagrado del béisbol, se ubica sexto en ese ranking con 59.4 WARs, una clasificación que encabeza Alex Rodríguez (117.8) y que siguen Albert Pujols (100.4), Adrian Beltré (94.6), Manny Ramírez (69.4) y Robinson Canó (67.6) antes de llegar a Vlad.
Pero de ese sexteto la mitad (A-Rod, Ramírez y Canó) ha sido suspendida por el uso de sustancia para mejorar el rendimiento, lo que pone un enorme asterisco a lo logrado dentro de las líneas de cal y los mantiene alejados de Cooperstown.
Guerrero, de 43 años, llegó a la Gran Carpa en plena era de los esteroides y jugó seis temporadas bajo el programa de dopaje sin fallar una prueba ni su nombre vincularse ni a escándalo ni rumor alguno.
Luego de Vlad llegan Sammy Sosa (58.6), David Ortiz (55.3), César Cedeño (52.8) y Miguel Tejada (47.3) para completar el top 10 de jugadores de posición criollo de todos los tiempos.
Guerrero no pegó 3,000 hits como Rodríguez, Pujols y Beltré. Tampoco alcanzó los 500 vuelacercas como Alex, Pujols, Sosa, Manny y Ortiz, pero es dueño del promedio de bateo más alto entre dominicanos en el Big Show con .318. Solo Rod Carew (.327) tiene un average más alto entre los latinos que Miqueas, como le conocen en su comunidad a Vladimir.
Con Guerrero se abre la puerta a los grandes jugadores de posición del país fuera de los Estados Unidos con más impacto en el béisbol. Ortiz puede ser el próximo y si Beltré y Pujols terminan sus carreras sin problemas deben seguirle en la lista.
Es un club que debió de ser más grande, pero que la llegada del programa de dopaje en 2005 descubrió una serie de irregularidades que ha sentenciado decenas de carreras.
Jugador especial
Un bateador que no respetaba zona, mientras la mayoría de sus pares invertía horas mirando los vídeos y leyendo los reportes de lanzadores Guerrero se fijaba en otros detalles de los pitchers, algunos que ha revelado en estos días.
Uno de ellos era si el lanzador cerraba la boca antes de enviar un rompiente o si la dejaba abierta para una bola rápida. Él asegura que funcionaba y sus números son el mayor argumento para defenderlo.
Guerrero tenía velocidad al punto de que en 2002 se robó 40 bases y le faltó un cuadrangular para hacer el 40-40. Pero una vez llegaron las lesiones hubo que cuidar más el cuerpo y priorizar en otras áreas.
La fuerza en su brazo también es una marca de fábrica, que en la medida en que jugó menos defensa fue menos notoria.
Transformación
Guerrero vivió una niñez dura, con seis años aseguraba que ordeñaba vacas y con 10 araba la tierra herramientas rudimentarias. Su madre, Altagracia Alvino, se separó de su padre biológico cuando estaba en estado del hoy inmortal y no dice no haber visto a su progenitor hasta los 12 años, una relación disfuncional que hasta estos días genera titulares incomodos.
Guerrero reveló este mes que su padre, Napoleón Paulino Martínez, pidió a a Altagracia que aborte, lo que esta rechazó.
Firmado por US$2,000 en 1993 por los Expos, su ascenso fue meteórico en las ligas menores y ya en 1996 estaba en el Big Show.
No hubo metrópoli del primer mundo como Montreal, Los Ángeles, Boston o Nueva York que lo impresionara más que el Don Gregorio que lo vio crecer y donde se siente más cómodo que en ningún otro lugar.
Nunca le gustó hablar con los medios, pero una vez se retiró y entendió que los necesitaba se mostró más abierto. Contrató los servicios de asesoría y representación del publicista Virgilio Rojo, quien lo ayudó mejorar su relación tanto con los fanáticos como con la prensa.
Su estilo de vida sencillo para la envergadura de la fortuna que ganó (US$125 millones) captura la atención de propios y extraños.
Guerrero llega a Cooperstown en su segundo intento, con un contundente 92.9% de los votos.
El primero con los Angelinos
Por los Angelinos de Anaheim en Los Ángeles (antes Serafines de California) han pasado nombres como Nolan Ryan, el panameño Rod Carew, Reggie Jackson, Dave Winfield, Rickey Henderson y Bert Blyleven, pero ninguno ingresó al Salón de la Fama con la gorra del equipo. Será Guerrero el que tenga el honor, una distinció