Wilmer Difó fue cambiado a los Leones e inmediatamente a las Águilas, en tanto los Gigantes recibieron a Rafael Bautista. Willy García fue transferido de las Estrellas a los Leones por un jugador de segunda ronda. Carlos Ramírez, un ex jugador de posición, convertido en lanzador y que tiró 37.2 entradas sin permitir carreras limpias entre Doble A, Triple A y el equipo grande de los Azulejos de Toronto. Esa transacción aparentó la ganga del siglo, pues los Potros cedieron a los Leones un jugador de la ronda once del Sorteo de Novatos LIDOM 2017 (Xavier Batista, jugador de las Menores del béisbol de Japón).
Lo de Difó, García y Ramírez se vio como un atraco individual. A mucha gente no le gustó la salida de Difó ni de García de Gigantes y Estrellas, no tanto el caso de Ramírez, desconocido como lanzador en LIDOM, pero con unos registros impresionantes. La mea culpa cae sobre los gerentes, unos individuos preparados para aguantar todo tipo de ataques de medios y fanáticos cuando realizan un cambio que afecta a un determinado equipo. En las Mayores es de rutina realizar cambios, en nuestra liga se es más parco.
En la mayoría de los casos de movimientos de este tipo inciden elementos o acciones que no necesariamente tienen que ver con actuaciones o conductas en el mismo terreno de juego. Problemas en el club house, irrespeto a algún dirigente o ejecutivo, reincidencia en algunos actos que afectan la unidad del equipo, pueden influir a la hora de hacer un cambio disparejo.
Me llama la atención que los mismos jugadores, aun sabiendo que incurrieron en faltas, se sienten satisfechos con los cambios, reconociendo que son nativos de la ciudad a la que fueron transferidos o son fanáticos desde niño del equipo en el que accionarán el próximo campeonato. Eso sí, jamás veremos a un pelotero LIDOM reconocer que cometió un error imperdonable con los códigos de ética del béisbol. Algunos cometen actos que estarían penados por la ley en USA, aquí en cambio se es más indulgente.
Muchas de esas transferencias se producen por indisciplina, igual algunos equipos operativos o gerencias se enamoran de un determinado jugador. Joaquín Andújar fue el primer lanzador criollo con 20 triunfos en una campaña (lo logró dos veces) después de Juan Marichal. En 1982 las Águilas cedieron a los prospectos de los Piratas Rafael Belliard y José De León. Andújar lanzó un solo juego con las Águilas, mientras Belliard estuvo varios años con los Leones y luego con Tigres. De León ganó tres juegos en dos finales con los escarlatas. En el verano de 1985 las Águilas transfirieron a Andújar a Licey, repitiendo la dosis de un juego y 5.0 entradas, en tanto las Águilas recibieron a Juan Castillo y Víctor Mata, dos jugadores claves para que los cibaeños consiguieran su primer título en siete años.
A final de octubre del 2009 los Leones y Moisés, siempre Moisés, tiraron la toalla con un jugador que se quedó en promesas para el equipo rojo: Wilson Betemit. El antiguo prospecto de los Bravos fue cambiado por Randor Bierd y José Morbán. Bierd tiró 8.0 entradas en su carrera en LIDOM (36.2 con Baltimore en el 2008), Morbán ni siquiera jugó. Los Gigantes tenían 3-8 (0-7 en la ruta) al momento de llegar Betemit (.154-0-1 con Leones), echándose encima el equipo cibaeño (.329-8-35 en 38 juegos). Los llevó a la final y estuvo a tres outs de darle él, con su bate y energía, el primer campeonato a los Gigantes. Cinco años después conectó un jonrón clave en el cuarto juego de la Serie Final conquistada por los Potros.
Juan Francisco se convirtió en un azote de los lanzadores contrarios desde su primera temporada completa en el 2008-09. Así como su capacidad jonronera fue creciendo, su interés monetario se convirtió en una molestia para los directivos de los Gigantes, conjunto que al parecer tenía por lo bajo sus problemas financieros. Francisco fue cambiado en julio del 2011 por Jhonny Núñez, Robinson Díaz y Carlos Peguero, este último con tanta fuerza y más disciplina que el Caballo Azul. Los tres jugadores cedidos no cabían en Licey y este cambio provocó la rasgadura de camisetas de los fanáticos Gigantes. Un año después los Leones adquirieron desde los Gigantes al relevista Pedro Strop por un jugador a ser nombrado más tarde (me parece que hasta ahora, luego de cinco años, aun no lo nombran).
Lo de Difó, Francisco, García, Andújar y muchas otras transacciones han sido parte de los no tan comunes cambios de jugadores que se producen en la LIDOM.
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