De 4,069 jóvenes que cumplieron 16 años en 2016 y se registraron para las firmas solo 144 acertaron, para el 3,5%. Es como ocupar todas las butacas del Palacio Nacional del Voleibol y solo escoger una parte de la primera fila.
Ricardo Noboa Fiallo “Ricky”, comisionado nacional de béisbol, entiende que para bien de esta industria que ya supera los US$60 millones anuales ha tratado de crear el mecanismo para que esos jóvenes hayan completado el bachillerato a la hora de firmar, no sean menores de 18 años y que los entrenadores reciban el pago acorde al trabajo realizado.
Noboa es partidario de crear una plataforma que evite que los prospectos y sus familiares hagan acuerdos laborales a temprana edad y que hayan límites en torno al número de agentes que puedan tener intereses en los eventuales bonos.
Sin embargo, en 38 meses que lleva en el cargo reconoce que “intereses” de la industria y limitaciones propias del cargo han impedido la implementación del marco que regule esa parte del negocio por el Estado.
“He hecho todo el esfuerzo para que esto esté reglamentado por el Estado a través de la oficina del comisionado. Eso está en estudio y yo con abogados privados he abordado eso y en este momento eso está prácticamente paralizado, no hemos vuelto a reunirnos pero hemos estado con el mejor ánimo de que esto se continúe para reglamentar todo eso”, dijo Noboa.
Las gestiones han llegado hasta la Consultoría Jurídica del Poder Ejecutivo para modificar los poderes del comisionado y hasta el presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez, con el proyecto para regular las firmas, de una manera que el Estado pueda recibir beneficios directos para el fomento del juego.
“Hay personas interesadas que boicotean eso. Hay intereses que han boicoteado consuetudinariamente esa intención. Hay personas dentro del Estado que han trabajado como empleados de esa industria que no es compartida por mí, con el criterio que tengo, personas que han impedido que eso se reglamente de la mejor forma”, explicó Noboa.
Se apoya en sus más de 40 años vinculados al béisbol para defender la tesis de la relación que tienen que tener los prospectos entre la formación académica y el desarrollo de sus habilidades atléticas.
Cada vez más jóvenes
Cuando George Bell firmó con los Filis en 1977 tenía 17 años y apenas pasó 45 días concentrado en el programa que tenía Francisco “Quique” Acevedo Gautier en Santo Domingo.
Sin embargo, en contra de su voluntad, para su hijo, George Bryner, pactar por un bono de US$500 mil en julio pasado con los Atléticos cuando cumplió 16 tuvo que concentrarse por más de un año en un campamento para ser puesto en las mejores condiciones.
Los entrenadores independientes cada vez identifican el talento a más temprana edad, van por las ligas, monitorean los torneos infantiles y otros son llevados hasta con 13 años.
Desde esa temprana edad hay padres que comienzan a tomar dinero por adelantado para eventuales firmas, otro punto que Noboa entiende hay que regular.
Si bien los equipos no pueden reclutar hasta los 16 años el proceso de monitoreo sí lo comienzan una vez los talentos entran en la adolescencia, llevan registros de sus actuaciones para medir si la evolución de su juego va acorde con las proyecciones.
Una serie de escándalos de alteración de documentos y engaños con la entrega de bonos la década pasada provocó que la Major League Baseball creara las estructura para organizar los procedimientos de firmas, una que establece registros y endureció las investigaciones.
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